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Irlanda Irlanda · Innisfree
Voto de Ferdin:
8
Ciencia ficción. Drama Futuro, año 2000. En la megalópolis de Metrópolis la sociedad se divide en dos clases, los ricos que tienen el poder y los medios de producción, rodeados de lujos, espacios amplios y jardines, y los obreros, condenados a vivir en condiciones dramáticas recluidos en un gueto subterráneo, donde se encuentra el corazón industrial de la ciudad. Un día Freder (Alfred Abel), el hijo del todopoderoso Joh Fredersen (Gustav Frohlich), el hombre ... [+]
18 de octubre de 2016
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sin duda "Metrópolis" es uno de los hitos del cine mudo, junto a "El nacimiento de una nación", "Intolerancia", "El gabinete del doctor Caligari", "Nosferatu", "Amanecer" , "El acorazado Potemkin" y las películas del primer Chaplin, sin olvidarse de algunas de Buster Keaton y Harold Lloyd, y otras que no refiero por falta de espacio.

Pero la película de ese genio llamado Fritz Lang también es un mito del cine en general (ya sólo el título tiene aureola legendaria), con esas poderosas imágenes de la colosal arquitectura, el icónico "Ser-Máquina", sus efectos especiales o la trascendencia e influencia que ha tenido en toda la ciencia-ficción posterior, especialmente en las distopías robóticas.

Visualmente espectacular y arrolladora, fascinante en ciertos fragmentos, operística en otros, no es una película que pueda verse ni considerarse con nuestros ojos del siglo XXI, más bien creo que hay que hacer un cierto esfuerzo para creernos que estamos en 1927. Los descomunales decorados, la cantidad de extras, la calidad de los escenarios y la fuerza de la imagen denotan un trabajo extraordinario, cuyo valor se acentúa si tenemos en cuenta los 90 años transcurridos.

Ahora bien, en otros aspectos no ha envejecido tan bien. Al ser cine mudo los diálogos son escasos y la expresión facial lo es todo, por lo que hoy en día las interpretaciones del reparto se ven exageradas, chirriantes (con todo, es loable el duro trabajo que tenían que realizar estas gentes de los primeros tiempos del cine, cuando su voz no se escuchaba y debían decirlo todo con su cara y su mirada). Especialmente vodevilesca es la actuación de Gustav Fröhlich (Freder), siendo más contenido Alfred Abel (Fredersen) e incluso el gran Rudolf Klein-Rogge como el científico loco; mención especial para la bella y cautivadora Brigitte Helm, que realiza un gran trabajo en un doble papel que exigía expresividad, candor y arrestos para llevar un incómodo y pesado "traje".
Otra cuestión es el mensaje de la película, la ideología, por así decirlo. Realmente es un pastiche pues se suman las ideas "marxistas" del propio Lang con las más cercanas al nacional-socialismo de su por entonces mujer Thea Von Harbou; si a todo esto le añades cierta simbología judeo-cristiana plagada de referencias y enunciados bíblicos, te queda un producto algo estrafalario y que no ha aguantado bien el paso del tiempo. Si critico a "Novecento" por su sesgo y maniqueísmo, no puedo evitar decir los defectos de "Metrópolis". Es sabido que Lang, al huir del nazismo y de Alemania, rompió con su mujer nazi; principios del nacional-socialismo que también abrazarían Fröhlich y Klein-Rogge, no así Helm que se negó a ser utilizada por el partido y se exiliaría del país, no regresando hasta el final de la guerra.
Por cierto, he visto la "versión íntegra", de 153 minutos, la estrenada en Alemania. Pese a todo fue un fracaso comercial y sólo fue reconocida varios años después, aún así su director nunca tuvo cariño por ella (tal vez por las connotaciones que contiene). Ciertamente Lang tiene películas mejores.

Por último, el final es algo "flojo" para lo que uno espera después de una hora de apocalipsis en ciernes, pero en definitiva, "Metrópolis" es una de esas películas que hay que ver al menos una vez en la vida, aunque sólo sea por el poderío visual y la fascinación que suscita, 90 años después.
Ferdin
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