Preciosa película de animación china que, sinceramente, recuerda mucho al estilo de animación y a los temas que se suelen tocar en el estudio Ghibli (aunque un escalón o dos por debajo).
La historia, que dicho sea de paso, no es precisamente alegre ni de aventuras como parecía indicar su sinopsis. La peli nos cuenta que existen dos mundos, el de los humanos y el de las almas. En este segundo mundo viven los guardianes. Nuestra protagonista forma parte de ellos y, al cumplir 16 años, debe pasar una semana en el mundo humano para aprender y vivir nuevas experiencias.
A raíz de ese viaje, y por mala suerte, ella provoca la muerte de una persona y, al volver al mundo de las almas, emprende un camino para tratar de salvar el alma de la vida que ha arrebatado.
A partir de aquí, la peli nos cuenta una historia donde el dolor, el tiempo, el amor y el respeto por la naturaleza serán los ejes desde los cuales el guion se va a vertebrar para contarnos esta historia de sufrimiento y de pérdida, de amor y sacrificio. Dónde se busca mostrar que nuestras acciones, por muy nobles y cuidadosas que sean en el inicio, pueden tener consecuencias negativas para nosotros mismos o para otras personas.
No quiero añadir mucho más para no destripar nada, simplemente decir que tiene una BSO preciosa, que hay que tener en cuenta que nos vamos a enfrentar a una peli tremendamente poética en muchos momentos (y esto provoca, en ocasiones, bajadas del ritmo habitual en este tipo de cintas de animación), muy simbólica (bastante típico de las pelis orientales) y que es importante ver la escena que hay después de los créditos (los primeros) que es la que realmente cierra del todo la historia que nos han contado aquí.