Tenía miedo de volver a ver esta película. La vi de muy niño y no recordaba casi nada, pero posteriormente vi millones de veces un VHS que tenia grabado de TV de la versión de teatro de esta cinta, que se hizo en España con Joan Pera y Paco Moran (y que os recomiendo encarecidamente ver, en Youtube se puede encontrar entera) y que me fascina y me hace reír cómo ninguna otra cosa en el mundo.
He de decir que, aunque me sigo quedando con la obra de teatro (también porque está contextualizada a España y eso hace que haya bromas que me funcionen mucho mejor) esta película no se puede negar que es una obra maestra absoluta.

Arrancando con un intento de suicidio frustrado, nos encontramos aquí la historia de estos dos amigos, en proceso de divorcio, que deciden vivir juntos para apoyarse. La convivencia, cómo podéis esperar, va a ser muy complicada y una generadora de risas cómo pocas han existido en la historia del séptimo arte.
La química de los dos actores es espectacular. La escena de los dos en el bar es de los gags más divertidos que he visto en muchos años en el cine (atentos a la cara de Matthau ahí) y ambos actores están en un absoluto estado de gracia y nos han dejado momentos icónicos que seguramente se quedarán en nuestra memoria.

Poco más que añadir, la verdad. Creo que es de esas comedias atemporales. Que siempre van a funcionar bien porque la química actoral es tan enorme que es muy sencillo empatizar con los personajes que estamos viendo. En definitiva, no dejéis de verla.