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Voto de Quique Martín:
9
Drama. Fantástico Una noche, en su torre casi vacía del Londres actual, Adam tiene un encuentro casual con un misterioso vecino, Harry, que pone patas arriba el ritmo de su vida cotidiana. A medida que va surgiendo una relación entre ellos, a Adam le preocupan los recuerdos del pasado y regresa a su ciudad natal y al hogar de su infancia.
26 de febrero de 2024
35 de 40 usuarios han encontrado esta crítica útil
El dolor, la pérdida y los recuerdos -modificados o no por nuestro presente- que estos producen con el tiempo, son temáticas tremendamente explotadas en el cine. Hemos visto infinidad de películas que se han acercado a estos temas tratando de explorarlos con muchísimas perspectivas distintas. Desde acercamientos más terrenales, como podría ser la mítica “Sleepers” -disponible en Netflix España-, a otras con muchos más juegos visuales y narrativos como podría ser “Un monstruo viene a verme” -disponible en Netflix y Primevideo- de nuestro J. A. Bayona, flamante ganador del Goya al mejor director por “La sociedad de la nieve”. Y si algo ha conseguido el cine a lo largo de los años es explorar, normalmente gracias a directores/as autores/as, ese dolor que muchas veces nos provoca la vida usando el cine como una herramienta para sanar y cerrar las heridas que nos deja la vida.

En esta ocasión, tenemos en nuestras salas de cine desde el 23 de febrero la película “Desconocidos”, una cinta de Andrew Haigh -director desconocido para mí- que demuestra que siempre se le puede dar una vuelta más a los planteamientos originales y creativos.
El director, que a poco que veáis algunas imágenes de la cinta os daréis cuenta que tiene un sello artístico muy marcado, se acerca a esta triste historia -basada en una novela homónima- con muchísimo tacto y saber hacer. En los primeros minutos nos presenta a todos los personajes y nos los pone en el tablero en el que se van a mover.
Por un lado, tenemos al protagonista de la cinta, al que da vida un descomunal Andrew Scott -me gustaría que me explicasen que hace fuera de las nominaciones de los Oscar- que da vida a un tipo solitario que vive en un edificio prácticamente vacío y que empieza a conocer poco a poco al único vecino de este complejo de pisos que es Harry -al que da vida un inmenso Paul Mescal- y a entablar una especie de relación con él. Lo maravilloso, y lo que hace que esta cinta sea mucho más de lo que parece es que nuestro protagonista es capaz de viajar a la antigua casa de sus padres -fallecidos años atrás del momento temporal en el que se sitúa el inicio de la cinta- y tener conversaciones con ellos. Conversaciones que van desde hablar de su pasado común hasta a algo mucho más interesante y rico como hablar del presente de Andrew con unos padres jóvenes que comparten la misma edad que él. A los padres, por cierto, les dan vida en la gran pantalla Claire Foy y Jamie Bell. Y, aunque él cumple con lo que se espera, es en Foy en quién encontramos gran parte de la fuerza emocional que tiene esta película dándonos una actuación absolutamente genial y que, aunque no haya tenido excesivo reconocimiento, yo quiero dárselo desde este espacio.

La cinta, además, establece todo lo que vemos en la pantalla sitúandose en la perspectiva de Andrew haciendo que el juego con el fantástico, o no, de lo que estamos viendo siempre esté supeditado a la perspectiva que tiene Andrew de las cosas y, de esta forma, haciendo que nosotros como espectadores estemos dentro de su cabeza.
La cinta, que es bellísima a nivel visual, va construyendo poco a poco a su narrativa alrededor de estos temas y poniendo siempre en el centro cómo nos relacionamos con nuestro pasado y cómo ese pasado puede influir en cómo actuamos en nuestro presente. La banda sonora, la fotografía, el guion y el excelso reparto están todos al servicio de esta idea y creo, sinceramente, que consiguen crear un ambiente cuando ves la película que traspasa la pantalla y conecta emocionalmente con el espectador.

Es cierto que no estamos ante una cinta de narrativa convencional. Y también es cierto que la cinta puede pecar de primar en algunos momentos lo visual por encima de lo narrativo. Pero igual que es cierto lo anterior, también lo es que estamos ante una película tan bien planteada y que tiene tan claro a donde quiere ir que es tremendamente sencillo que nos emocionemos con ella, suframos con ella, lloremos con ella y reflexionemos con ella.
“Desconocidos” es una de esas películas que se quedan contigo. Que gracias a la delicadeza en que trata temas tan complejos consigue hacernos formar parte, aunque solo sea por un par de horas, de la vida de esos personajes. De sus miedos, su dolor, y sus sueños. Que, a la postre, también pueden ser los nuestros. Sinceramente creo que estamos ante una de esas películas que hacen que debamos celebrar que se siga haciendo cine arriesgado, sensible y con corazón.

Twitter: @QuiqueMartin27, colaborador de Mundoplustv
Quique Martín
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