Haz click aquí para copiar la URL
Voto de Quique Martín:
10
Drama Un samurái pide permiso para practicarse el Seppuku (o Harakiri), ceremonia durante la cual se quitará la vida abriéndose el estómago al tiempo que otro samurái lo decapitará. Solicita también poder contar la historia que le ha llevado a tomar tan trágica decisión. (FILMAFFINITY)
22 de septiembre de 2021
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Harakiri es la historia de un samurái, cansado de la vida que lleva en la pobreza y caído en desgracia por la desaparición de su amo, que acude a una casa a pedir si puede realizar la ceremonia del Harakiri (es decir. apuñalarse el estomago y que otro le de el golpe de gracia en el cuello) en su interior y morir. Pero, antes de eso, quiere explicar cómo ha llegado ahí y por qué está tan decidido a poner punto y final a su vida.

Hay que decir, para empezar, que la peli te atrapa desde el minuto uno. En el momento en que vemos cómo la peli arranca y la cámara va recorriendo todas las estancias de la casa dónde van a producirse los hechos que nos están contando... Ya nos tienen atrapados.
La fotografía y la dirección están tan cuidadas, con planos calculados al milímetro y muchísimas simetrías y simbolismos que es fácil solo entrar por lo visual en la cinta.

Huelga decir, igualmente, que ese no es el principal motivo por el que se entra y uno se queda pegado al asiento.
Y es que la historia a la que vamos a asistir es tan profunda, reflexiva, crítica con la sociedad y dolorosa que es muy sencillo empatizar y quedarnos esperando que es lo que va a seguir.
Una gran importancia en esto tiene el actor protagonista, con esa voz profunda y grave (y que a mí me recordaba a la típica voz de locutor de radio nocturna), que le da todavía más fuerza a todo lo que cuenta y a lo que asistimos como espectadores sin parpadear. También ayudan mucho que los flashbacks están muy bien controlados y medidos, tanto en cuando se introducen cómo en lo que nos muestran. El de la resolución del primer samurái es destructor y doloroso cómo pocos he visto yo.

Por otra parte, pese a ser una peli del 62, no se nota prácticamente que haya envejecido. Ese blanco y negro tan cuidado hace que pueda pasar perfectamente por una peli 20 o 30 años posterior sin ningún problema. Además, los temas que trata, con los que fácilmente podemos trazar paralelismos a la actualidad, también ayudan a que lo que está explicando se pueda aplicar al mundo samurái o al nuestro. Y eso es clave, para mí. Cuando una cinta habla de algo que podemos extrapolar sin problemas a otras situaciones es que lo está haciendo muy bien.

En definitiva, creo que estamos ante una obra maestra absoluta. Con una dirección excelente. Con un guion sublime que ya me gustaría ver más hoy en día, dónde hay más medios pero parece que nos hemos olvidado de la sutileza de contar algo mediante simbolismos y no solo siendo expositivos (ojo al plano de la pared, hacía el final y los que siguen a ese plano) y dónde, además, tenemos a un actor protagonista que da una clase magistral sobre cómo saber estar contenido cuando toca y desatado cuando es necesario. En definitiva, peliculón.
Quique Martín
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow