5 de enero de 2011
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Vaya por delante que no asumo la supuesta originalidad del producto como mayor virtud de la película. Porque no es tan original. La posibilidad de entrar en los sueños de un ser humano fue original gracias a Wes Craven y su Freddy Krueger. Pero esto también es irrelevante. Todo producto cultural o científico tiene algún referente previo. La originalidad es casi una quimera. Debemos centrarnos en la voz personal. ¿La tiene Nowlan? Pues en esta película siguen apareciendo algunas de sus buenas dotes para aportar ese algo inasible que es la "magia del cine" pero... pronto desaparecen. Muy inferior a "El caballero Oscuro" sin ir más lejos pero superior a su primer Batman, la película empieza bien y aporta algunos momentos sorprendentes y prometedores. Sin embargo todo comienza a deshincharse cuando se nos empiezan a explicar las reglas, muchas y como de rol, eso vuelve la historia tan artificial que me expulsó de ella en numerosas ocasiones, apenas pude creer lo que estaba viendo. Un buen director debería aparcar de vez en cuando la literalidad y dejar paso a lo sugerente. El exceso de reglas es la admisión plena de que todo es un juego pero claro, un juego en el que sólo participa el director y por eso aburre. Su segunda parte es larga, confusa y muy mal estructurada. La acción está tan mal contada como siempre en Nowlan y la historia ya no da más de sí pero se sigue estirando porque hay que hacer un peliculón, porque menos minutos parecen desmerecer el resultado final. El ritmo narrativo es irregular y a trompicones y eso mata el film.
No la descalifico totalmente porque sigo viendo algunas de las virtudes del director y porque los efectos especiales (descontando los pésimos maquillajes de la vejez) la elevan algo. Pero no le perdono el tedio de más de una hora de cinta que me recordaba cientos de comics leídos y al citado Craven. Pero en malo.
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