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España España · Oviedo
Voto de babayu:
8
Drama. Thriller Francia, 1980. Un carnicero (Philippe Nahon) vive solo con su hija tras ser abandonado por su mujer. Un día la niña tiene su primera regla y corre hasta la carnicería de su padre que, al ver la sangre, cree que la pequeña ha sido violada. El carnicero sale enfurecido de la tienda y acaba agrediendo a un inocente. La niña es internada y él encerrado en prisión... (FILMAFFINITY)
14 de noviembre de 2008
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Contundente, cruel, desatada, angustiosa, etc, etc.

Conocí hace pocos días el cine de Gaspar Noé; me tragué la incomodidad soberbia de Irreversible, y quise profundizar en qué había hecho este tipo anteriormente. Fui ordenadito y me zampé Carne, el mediometraje que hizo siete años antes de la que nos ocupa y que presenta a su personaje principal, El Carnicero (quien protagoniza la escena inicial de Irreversible, filosofando antes de que todo se ponga patas arriba).
En este su primer largo Noé evidencia un dominio tremendo de la técnica cinematográfica al servicio de la narración, imagen, audio y montaje son puestos al servicio de lo que nos está contando, esa desgarradora pseudohistoira de un protagonista insoportable, un homínido al que el destino ha dado tantas patadas que ha aniquiliado su esperanza, su fe en el mundo y en los que lo ocupan, y que se ha vuelto un existencialista nihilista y medio psicópata, al que sólo mueve el odio y la violencia; violencia explícita y implícita, con la que el director agrede a los espectadores, utilizando para ello notas de aviso, disparos secos que anuncian cambios de escenas, rótulos en rojo y blanco sobre fondo negro, queriendo tal vez que los que están viendo la peli no puedan respirar, ya que el protagonista no puede respirar. Me gusta que los cineastas sean osados y manipuladores, que arriesguen utilizando los medios de que disponen para provocar sensaciones, fuera de la asepsia imperante más allá del océano; por eso, tipos tan pocos sutiles como Noé, Von Trier o Haneke, a los que dudosamente nadie invitaría a merendar, son capaces de ofrecer un cine imaginativo, diferente, al que se puede acusar de maniqueo y "ombliguista", pero que estimula esa pelotilla que tenemos sobre los hombros.
Me ha fascinado el trabajo de Philippe Nahon, un tío que a los sesenta es capaz de echarse a las espaldas un curro tan denso como éste, y de bordar extraordinariamente un papel repugnante; a ello contribuye, por supuesto, el guión del francoargentino, que da tanta importancia a la interpretación gestual del actor que practicamente le "prohibe" hablar durante casi toda la peli, sustituyendo sus palabras por una voz en off que nos explica qué siente y por qué actúa así nuestro Carnicero.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
babayu
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