Verdaderamente, hay personas de una raza superior. Personas de orejas perfectas con cartílago móvil plegable y ombligos que, ni con los dientes, se deshacen. Son personas que encuentran luz en la oscuridad, hermosura en medio del horror y felicidad en la ciudad, donde se grita si se quiere, o en el campo, cuando uno está más expuesto a que le pique un avispón en el muslo.
LA VIDA ES BELLA es un canto al amor desde el abismo de la guerra. Dulce en muchos momentos, dura en otros y fábula siempre, trata, y consigue en la mayoría de los casos, de insuflar esperanza, de recordar que el tiempo vuela y no hay retorno, y de emocionar. Y salvo que haya quien, agarrándose a Schopenhauer, decida ser alguien impermeable y seco, vive Dios que lo logra.
Se cobró con estatuillas el gran Roberto Benigni la deuda que, con él, había contraído el mundo. Un mundo que ahora otra vez se ha levantado en armas y que necesita, urgentemente, a una de esas personas de orejas perfectas y ombligos que no se deshacen.