Las películas de la saga -sin contar el engendro de la calavera de cristal- me gustan de menos a más. Es decir, La última cruzada me gusta más que El templo maldito y El templo maldito me gusta más que En busca del arca perdida.
La de 1984, INDIANA JONES Y EL TEMPLO MALDITO, tiene un inicio trepidante, una bonita fotografía, una trama convincente, escenas para la historia y, a un lado, a Ke Huy Quan, en el papel de Tapón. Además, y siendo un regalo para los niños, el regalo de los niños, que regresan de la oscuridad con mucha fortuna y a mayor gloria.
Espléndida, este capítulo de la trilogía del gran Spielberg. Y espléndida señora, su señora. La Capshaw, que allá en su tiempo y en el Cine me molestaba, tan gritona, tan aparatosa, y que ahora, treinta años después, me vendría más que bien como esclava en mi palacio.