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España España · K-PAX
Voto de PROT:
7
Western. Acción Arizona. Con la esperanza de conseguir una recompensa que le permita evitar la ruina de su rancho, Dan Evans (Christian Bale) decide colaborar en el traslado del peligroso forajido Ben Wade (Russell Crowe) hasta un pueblo, donde deberán coger el tren de las 3:10 para llegar a la prisión de Yuma. Remake del film de 1957 de Delmer Daves. (FILMAFFINITY)
14 de octubre de 2008
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es un buen plan el plan de ver una película del Oeste. Siempre que la peli sea buena, claro.
Dicen de Russell Crowe que es un actor perfeccionista y un profesional exagerado. A mí, personalmente, me parece un actor de los más grandes. Hablan de que es un tío entregado, milimétrico, puntual y concienzudo y, dado el puñado de filmes que de Russell Crowe nos han llegado, yo apuesto porque todas esas virtudes que se le atribuyen al actor de Gladiator deben de tener una sólida base científica.
No he leído mucho acerca de Christian Bale, pero soy capaz de afirmar sin tapujos que cualquiera que alcance extremos de locura para meterse en la piel de un personaje cinematográfico, como hizo Bale para protagonizar su papel en El Maquinista, es para mí digno del mayor de los elogios.
Se comenta que en EL TREN DE LAS 3:10 Russell Crowe y Christian Bale acometieron un duelo particular por ver cuál de los dos estaba más proporcionado, por constatar que uno era lo suficientemente fuerte como para robarle planos al otro. Puede que sea verdad. Y puede que sea verdad, digo, porque quizá sea eso lo que le resta una pizca de calidad a la película. Dejando de lado la poca solvencia de la que "hacen gala" a mi juicio los secundarios, incluyendo a un envejecido Peter Fonda y a una guapísima Gretchen Mol, y soslayando la circunstancia de que Dan Evans, el granjero interpretado por Bale, salte como un antílope por los tejados aun siendo como es un mutilado de guerra, el hecho de que dos estrellas como Russell Crowe y Christian Bale estén cada uno más pendiente del otro o pensando qué hacer para quedar mejor el uno sobre el otro, bien pudo haber sido un lastre muy difícil de sobrellevar y bien puede ser la causa de que a EL TREN DE LAS 3:10 le falte, como escribía, una pizca de calidad.
En todo caso, la revisión de EL TREN DE LAS 3:10 es un buen plan para cualquier momento. Es entretenida, está bien narrada y nos trae a este tiempo algo de la infancia de todos y cada uno de nosotros: aquellas otras viejas y enormes películas del lejano Oeste.
Las que eran buenas, claro.
PROT
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