La primera temporada más o menos fiel al libro nos muestra una distopía muy próxima. Luego se vuelve maniquea y busca la fácil identificación con la víctima heroica (cosa muy lejos de la protagonista de la temporada 1 y del libro)
Hace del argumento una pompa de jabón con una burbuja de efectos preciosos, fotografía irresistible y una increíble Elisabeth Moss, que poco a poco se pierde en los efectos visuales y los diálogos absurdos de heroína adolescente.
En varias de las escenas de «represión/subordinación» la serie sobre todo ofende y no precisamente por cruda o fuerte sino por irreal e improbable.
Recuerdo una escena en particular cuando Defred con una mirada de reto se niega a obedecer una orden de la Tía quien asombrada las envía a todas a sus casas sin tomar ninguna medida ante esa insubordinación, justo cuando en la escena anterior había castigado, con golpes demoledores, a otra de las criadas por haberse negado hacer lo mismo. Pequeñas contradicciones, que a mi modo de ver son incoherentes, tramposas y manipuladoras.