Era el año 1996 cuando Wes Craven y el debutante guionista Kevin Willianson presentaron al mundo la primera entrega de la ya mítica saga Scream, rescatando al género de terror del baúl de los recuerdos.

Y es que Scream, como película de terror, es magnífica: Unos primeros 10 minutos totalmente brillantes e impactantes, con el que creo que es sin duda el mejor asesinato del cine de terror. Un desarrollo bien llevado y bastante entretenido, con unos cuantos sustos y asesinatos para contentar a los sedientos de sangre. Así hasta llegar a la fiesta y la posterior persecución, un momento de gran tensión en la que los asesinatos se suceden de forma ininterrumpida y trepidante, en un enorme derroche de adrenalina. Y como colofón, un desenlace sorprendente.

Y es que, si lo piensas detenidamente, el mensaje que lanza esta película es aterrador: ni si quiera hacen falta motivos para matar, ni preparación, cualquiera puede ir a una tienda barata y comprarse un disfraz, cualquiera tiene un cuchillo en su cocina. Y en algún momento todos somos vulnerables, todos estamos alguna vez solos, la policía no siempre va a estar ahí.

Y volviendo a la película, hay que reconocer que Scream aprovecha y mucho el factor ¿quién es el asesino? a través de una serie de pistas, buenas o malas, que va dando la película, y que contribuye a mantener el interés del espectador. Seguro que la resolución del misterio no dejó indiferente a nadie.

Extraordinaria actuación de una Drew Barrymore que volvía al estrellato tras unos años complicados, digno de Oscar, en su corto pero intenso papel. El resto del reparto también cumple con creces, y más si tenemos en cuenta que este tipo de películas nunca se ha caracterizado por las grandes actuaciones…

Pero como ya he dicho, Scream no es sólo una película de terror: es un magnífico homenaje y a la vez una divertida parodia del género. En ella se abordan todos y cada uno de los clichés que lo caracterizan: veremos a la dulce chica rubia sola y asustada en su enorme casa, al policía torpe que nunca llega a tiempo, a la chica virgen tratando de sobrevivir, a su amiga salida, a las pobres víctimas desvalidas que siempre suben por la escalera cuando deberían salir por la puerta principal, al propio Wes Craven parodiando a su famoso Freddy Krueger y otros tantos guiños a los clásicos del cine de terror. Y por si eso fuera poco, tenemos un asesino torpe tratando de imitar a Myers y Jason, con su afilado cuchillo y su aterradora máscara. ¡Ah! Y también tenemos a Randy, tremendamente divertido, con sus famosas 3 reglas para sobrevivir a una película de terror (que tan útiles les habrían sido a los personajes de Halloween) y su admiración por Jamie Lee Curtis.

En definitiva, una película aterradora y a la vez divertida, una película genial. Si algún día me preguntan cuál es mi película de terror favorita responderé sin dudarlo: "SCREAM. VIGILA QUIÉN LLAMA"