Por delante vaya y conste: Hay que respetar la naturaleza y reciclar en la medida de lo posible, puesto que las cosas cuidadas duran más y es para todos mejor. Y nuestro entorno no está exento de tales condiciones.

Cuando ví este documental pensé "Vaya, lo avalan científicos y todo, parece que la cosa está mal", luego me entero que el protagonista absoluto de este documento gasta en su chabola más energía que nadie, amén de ser dueño de minas de zinc. Así que sus palabras y advertencias cobraron automáticamente estatus de invalidez. Obsérvese, además, el frío que hace en muchas partes del globo y que hay científicos que no comulgan con el calentamiento global. Visiten, para saber más, el blog: http://antonuriarte.blogspot.com.

Nótese que Al Gore se desplaza aquí y allá cobrando unos simbólicos doscientos y pico miles de euros para hacer de conferenciante, usando para sus desplazamientos limusinas y aviones que no van a pedales, precisamente (aparte de lo mencionado más arriba sobre su casa y posesiones). Encima, se organizan conciertos para concienciar a la gente, en los que se gastarán ingentes cantidades de watios, humos de porros al cielo subirán y usados profilácticos y litronas al suelo se tirarán.

El entramado para que la gente considere dogma de fe las proclamas del frustrado no-presidente consiste en una disimulada, apócrifa, libérrima, exenta de canto y descarada puesta en escena a nivel de realidad mundial de la ópera de Gaetano Donizetti "L' ELISIR D' AMORE", con nuestro más humilde mesías redentor y reciente Premio Nóbel (con ésta concesión, el galardón alcanza los irrisorios y devaluados niveles ya alcanzados por los Óscar y la Palma de Oro de Cannes) haciendo de Dulcamara, ese "dottore enciclopédico" -como él mismo se define en la famosa ópera- que no tenía reparos en hacer pasar a un vino burdeos por el Elixir de Amor, para consuelo del buenazo e inocentón protagonista Nemorino, que lo buscaba para remedio de sus cuitas amorosas. Total, que pretende Gore que todo el mundo sea como Nemorino, o como los del pueblo, que acuden a verle en masa, vendiéndoles milagrosos productos para la salud y el alma. "Udite, udite, o rustici" decía/cantaba Dulcamara y ahora "canta" esta moderna acepción para adultos del "hombre del saco".

¡Señoras y señores! Tras la "estampita", el "toco-mocho", el fin del mundo al final del siglo XX, el agujero de la capa de ozono y el Efecto 2000 (entre otros) demos la bienvenida al calentamiento global: ¡Un fuerte aplauso!

P.D.: Recientemente, a Bob Dylan quisieron reclutarlo para la causa catastrofista y el hombre dijo algo así como ¿Qué calentamiento global, si hace un frío que pela?