Magnífica adaptación de Michael Mann de la famosa serie de los años 80 "Corrupción en Miami", de la que él mismo fue productor ejecutivo. La palabra clave es esa, "adaptación", porque lejos de conformarse con una copia barata como tantas veces hemos visto en los últimos años sobre films basados en series de éxito, Mann realiza una película nueva, actualizando los personajes al siglo XXI, de tal manera que sólo copia de la serie los coches caros, las lujosas lanchas y los nombres de los protagonistas. Nos encontramos ante cine policial del bueno, género en el que Mann es un maestro, con una historia de dos detectives de antidroga que deben infiltrarse en la peligrosa organización de un importante narcotraficante. A simple vista parece un guión simple, pero no es así, pues la infiltración y el trato con el enemigo dan lugar a peligrosas situaciones cargadas de tensión, perfectamente narradas por el sello inconfundible de Mann, cámara en mano en muchos momentos para tratar de dar mayor realismo a la acción. Las secuencias están rodadas con detalle, de tal manera que cada disparo o cada golpe resultan impactantes, quedando supeditados los buenos efectos especiales al guión y no al revés, lo que aumenta la calidad de la película. Por no hablar de los espectaculares paisajes insertados a medida que avanza el metraje, con bellísimos parajes marítimos, selváticos o montañosos, los cuales contrastan con las diversas tomas aéreas de la ciudad de Miami. Asimismo, cada ambiente tiene su propia atmósfera, muy lograda en cada caso, lo que permite al espectador ponerse fácilmente en situación. En cuanto a los actores, Jamie Foxx es el mejor de todos, con una interpretación que supera con creces a lo hecho en su día por Phillip Michael Thomas en el personaje de Ricardo Tubbs. Lamentablemente, Mann ha optado por dar un mayor protagonismo a Colin Farrell, de quien podemos decir que en líneas generales ha cumplido, pero que fracasa estrepitosamente al sacar a relucir su escasa faceta de galán, muy por debajo de la clase que confirió en su día Don Johnson al papel de Sonny Crockett; de hecho, el punto más débil de toda la producción es la historia de amor protagonizada por Farrell y Gong Li, un tanto forzada, irreal y demasiado larga. Los secundarios saben estar a la altura, de entre los que destacaremos a Luis Tosar, muy propio en su papel de villano, demostrando que el cine español se abre camino poco a poco en Hollywood. En resumidas cuentas, una estupenda película de Michael Mann, bien contada e impecablemente dirigida, con momentos dramáticos de calidad bien complementados con impactantes secuencias de acción, sobre todo tiroteos, dejando una sensación general de cine de buena calidad y talento.