El éxito cosechado en 1996 por Scream, propició la proliferación de películas de corte similar durante los años siguientes, de calidad discutible. Posiblemente, los dos exponentes más destacables de toda esta vuelta al subgénero combinado de slasher y terror adolescente sean Sé lo que hicisteis el último verano (1997) y la película que hoy nos ocupa, Leyenda urbana (1998).

Estamos ante un entretenido film en el que un asesino en serie emula en sus crímenes las leyendas urbanas más célebres de Estados Unidos, esas que siempre se cuentan de noche en torno a una hoguera o en épocas señaladas como Halloween, con la clara intención de generar miedo en el oyente.

A pesar de ser bastante típica en muchos conceptos del género, el desarrollo no aburre en absoluto. Eso sí, podríamos achacar que la película va de más a menos, ya que lo mejor es el primer asesinato, el cual presenta claras influencias de Scream. Y lo peor, desafortunadamente, es el tramo final, con una explicación poco satisfactoria sobre los motivos de tanta matanza.

Para que la película resultase más atractiva, se contrataron rostros juveniles bastante populares como Jared Leto (Las vidas posibles de Mr. Nobody), Alicia Witt (Four rooms), Joshua Jackson (Fringe), Michael Rosenbaum (Smallville), Tara Reid (American Pie), Natasha Gregson Wagner (Carretera perdida) o Rebecca Gayheart (Scream 2), a quienes se les unió el mítico Robert Englund, supongo que por aquello de atraer a las salas de cine a los seguidores de Freddy Krueger.

Hay momentos de tensión, ciertas dosis de suspense, algún que otro susto bien insertado, ritmo narrativo bastante ágil, interpretaciones más que aceptables... No pasará a los anales de la historia del cine de terror, pero hay que reconocer que funcionó bastante bien, lo suficiente como para que tuviera una secuela en cine y otras dos que directamente salieron a DVD (aunque la última, Ghosts of Goldfield, no ha llegado todavía a España).