Inquietante thriller francés, de la mano de Chris Nahon, en el que supone su segundo trabajo como director. El film se sustenta en su sobrio guión, que mantiene inteligentemente la tensión resolviendo la trama principal en pequeñas pero contínuas dosis, de forma que al espectador le llega la información a la vez que a la protagonista, Arly Jover, de sorprendente parecido físico a Carrie-Anne Moss (Matrix). La investigación policial está bien llevada, confiriendo verosimilitud al relato en parte gracias a sus dos protagonistas masculinos: Jean Reno, en un papel que se adapta perfectamente a sus características, interpretando a un irónico expolicía que oculta un punto de oscuridad, lo que hace muy atractivo a su personaje y que encuentra el perfecto contrapunto en Jocelyn Quivrin, un detective joven y honesto que nunca se ha saltado las normas. Lástima que Christian Clavier, guionista que hasta la fecha sólo había destacado en comedia, olvide su buen hacer en el tramo final del metraje, utilizando algún que otro giro efectista para resolver la intriga de forma poco satisfactoria. La ambientación es magnífica gracias tanto a la fotografía, en la que destacan sus impactantes primeros planos, como a la adecuada banda sonora, muy diferenciada en las diferentes fases de la historia. Con reminiscencias a "Seven", tanto por la incesante lluvia como por la sucesión de lugares sórdidos, "El imperio de los lobos" es un buen colofón para un 2005 que no será recordado, precisamente, como un gran año para el cine.