Intenso drama personal, con tintes de fantástico, bien dirigido por el
inglés John Maybury, que llevaba siete años sin encargarse de ningún
proyecto cinematográfico. Indudablemente, lo mejor del film es la
pareja protagonista, que con sus grandes interpretaciones confieren a
la historia un alto grado de dramatismo y verosimilitud, sin los
cuales el relato habría perdido muchos enteros. Nos referimos al
oscarizado Adrien Brody, recientemente desaprovechado en "King Kong",
que da toda una lección de método encarnando a una persona que no sabe
si está viviendo una realidad o un sueño y a la bellísima Keyra
Knightley, fantástica en su rol de chica semi-alcohólica que ha
perdido toda ilusión por vivir. Del resto del elenco destaca la
aparición de Daniel Craig, el nuevo James Bond, magnífico en su papel
de demente. El guión logra mantener la tensión durante gran parte
del metraje, pero en su tramo final deja varias incógnitas sin
respuesta; aunque es preferible que ciertas cosas queden para la
imaginación del público si la alternativa es dar una explicación
manida y carente de imaginación que destroce todo el trabajo anterior.
En definitiva, un buen thriller que mantiene algunas similitudes con
"Memento" y "12 monos" y que a pesar de su convencionalismo en los
últimos minutos, logra mantener el interés del público.