Lo que Luca Guadagnino nos plantea en esta película es un Port Aventura de las bajas pasiones donde el Dragon Khan, sin lugar a dudas, lo representa el personaje de Ralph Fiennes. ¡Menudo recital de incontinencia bien llevada! Tan exasperante como electrizante, Fiennes se encuentra con la oportunidad de regalarnos una interpretación que deja huella y bien que la aprovecha. Sorprendente el escaso reconocimiento que recibió por ello.

Hay dos cosas probablemente innecesarias en "Cegados por el sol": la introducción del tema de la inmigración ilegal (parece un pegote sin fuerza para trasladar mensaje político y pensado solo para conseguir que el guión cuadre) y el giro dramático de la historia, resuelto de forma cuestionable. Pero salvadas esas pegas, uno desearía vivir un verano eterno en Pallentería espiando por una mirilla los devaneos de Ralph, Dakota, Matthias y la siempre mágica Tilda.