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España España · Madrid
Voto de Jab:
5
Drama Narra la historia real de cómo el pequeño Saroo Brierley, con tan sólo cinco años, se montó solo en un tren para, dos días después, perderse en las calles de Calcuta, a miles de kilómetros de casa. Tras un largo periplo acabó siendo adoptado por una pareja australiana. Veinticinco años después, con la única ayuda de Google Earth, Saroo intentará encontrar a su familia biológica... (FILMAFFINITY)
15 de febrero de 2021
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lion es una película que alterna partes de buen cine con otras de telefilm barato, resultando ser la primera parte su gran momento de lucidez. Este tipo de películas que presumen de primeras de estar construidas en torno a hechos reales pueden llegar a ser muy tramposas debido a que por este hecho se les infla su valoración.

En la primera parte, que narra las peripecias de Sheru y de su hermano y de como se pierde hasta llegar a Calcuta, se convierte en una historia interesante y bien narrada en la que sin muchos diálogos, se nos muestra una India semirealista que nos sumerge bien en la historia que nos pretende contar. Y digo semirealista porque quien haya estado en la India sabe que es un ambiente muchos menos pulcro y más asfixiante, aunque en términos generales la narración cumple bien su cometido. Es aquí donde el pequeño Sheru conoce el valor determinante de tener suerte o de no poder confiar en cualquier persona en un mundo acostumbrado a devorar a sus habitantes como lo haría una boa con pequeños e indefensos ratones. La película funciona muy bien, sin apenas palabras, hasta la marcha de Sheru a Australia, donde el film comienza a perder fuelle de manera incomprensible. Se puede entender la llegada al hogar como una transición o la llegada del nuevo miembro de la familia como un aporte extra para entender el futuro sufrimiento tanto de Sheru como de su nueva familia, pero desde el viaje a Melbourne la película se dirige hacia un precipicio.

No entiendo muy bien esta parte de la película que no aporta absolutamente nada a la trama y que tan sólo la entorpece, ya que el fin de esta parte de la historia es meter con calzador un amor de la manera más típica y absurda posible, tanto que resulta cargante, y que Sheru cuente su historia y alguien le diga que busque en Google Earth. De esta manera, la película se pierde como lo hizo el pequeño Sheru en su momento, cogiendo un tren y sin saber a donde ir. ¿Es tan necesario meter en todas las películas un romance, aporte o no aporte nada? Es aquí cuando de ser una película con buenas imágenes y una historia bien contada, pasa a ser un telefilm pasteloso y tramposo que busca la lágrima fácil del espectador añadiéndole música dramática en todo momento. Desde este momento adolece de una repetición de imágenes que si bien podría parecer la eterna rutina del protagonista de estar redundando en una idea, se va al garete por meter información que no interesa y que en vez de aportar, resta. Una vez los nuevos colegas le dan la idea de Google Earth a Sheru, desaparecen. Y su novia, bien podría haber desaparecido para dejar espacio a algo interesante.

Ya el final es bochornoso por como sucede. Estaba claro que madre e hijo se encontrarían, como e todo buen telefilm, pero de la manera que lo hacen, previa reunión de todo el pueblo para verlo y aplaudirlo, es bastante lamentable. Ya llevamos una hora de música dramática y lágrimas fáciles, de diálogos de besugos y de búsqueda al más puro estilo Marco. Y ahora bien, ¿qué sacamos en conclusión? Que los verdaderos padres son quienes nos educan, nos cuidan y nos crían, nada nuevo bajo el sol.

Pues eso, una película que si se hubiese tomado en serio a sí misma, podría haber sido muy buena, pero en vez de eso nos han vendido el pastel lacrimógeno de nota hinchada al más puro estilo Hollywood.
Jab
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