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España España · Madrid
Voto de Jab:
10
Drama Japón feudal, siglo XVI. Adaptación del "Macbeth" de William Shakespeare. Cuando los generales Taketori Washizu y Yoshaki Miki regresan de una victoriosa batalla, se encuentran en el camino con una extraña anciana, que profetiza que Washizu llegará a ser el señor del Castillo del Norte. A partir de ese momento, su esposa lo instigará hasta convencerlo de que debe cumplir su destino. (FILMAFFINITY)
22 de mayo de 2020
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Kurosawa es universal, patrimonio de la humanidad, eterno maestro del cine. Lo fue, lo es y lo será, le pese a quien le pese. Hablemos un poco de historia.

Tras la Segunda Guerra Mundial el odio entre japoneses y norteamericanos se intensificó mucho. Japón, una nación históricamente guerrera y orgullosa que jamás había sido derrotada recibió un duro golpe tras las dos bombas arrojadas en Hiroshima y Nagasaki que supusieron la rendición del Emperador, provocando por primera vez en su historia la derrota ante el enemigo extranjero. Aunque de alguna manera, los norteamericanos ya habían herido el orgullo patrio nipón cuando obligaron a Japón a terminar con su hermetismo feudal en la segunda mitad del Siglo XIX, iniciándose así la Restauración Meiji y terminando con la Era Tokugawa.

Tras la Segunda Guerra Mundial los directores nipones eran muy orientales y orgullosos por lo general y los occidentales muy occidentales. Pero había un director que se sentía orgulloso de ser japonés y que admiraba a Mizoguchi y a Ozu, pero sobre todo a John Ford. Este director, que había sido pintor, adoraba la literatura rusa y a Dostoievski y la literatura inglesa y a Shakespeare. Este director, Akira Kurosawa, creció inspirado por los más grandes sin importar nacionalidades, patriotismos, banderas o resentimientos pasados y esto le hizo grande. Para muchos el más grande. Hablemos de cine.

Trono de Sangre, inspirada en Macbeth de William Shakespeare, es una obra descomunal. Si en pleno 2020 es potente, no llego a imaginarme lo que hubiese sentido el espectador en 1957 en una sala de cine. Los planos son pura imaginación y el resultado es impecable. La continua niebla, los planos rodados entre árboles, la iluminación perfecta que separa a los protagonistas del espíritu, la música de ambiente... todo es perfecto. Si, con la base de una buena obra todo es más fácil, pero luego hay que encajarla. Macbeth es una obra puramente occidental, dale la vuelta al mundo y tendrás la cultura oriental. Y ahora ve y adáptalo. Para el Maestro nada era imposible y todos sus propósitos se convertían en realidad gracias a su voluntad inquebrantable. Dicho y hecho, Macbeth a la japonesa, pero rodada con un estilo mezclado entre oriente y occidente. El resultado es Trono de Sangre, una obra de culto, una obra excelsa. Cine puro, amigos. Hablemos sobre su moraleja.

¿Qué decir sobre la trama que no s haya dicho? Es una película con mucha moraleja, que habla de los senderos de la vida y el final en el que desembocan. ¿Hay atajos en la vida? Por supuesto. ¿Cómo llegar rápido a lo más alto? Destruyendo lo que hay por encima de ti. ¿Qué sucede con estas acciones? Otros las copiaran cuando tú estés por fin en lo más alto, es el espíritu podrido de la humanidad. La historia nos narra la vida de un hombre fuerte e inteligente en el combate pero débil y estúpido ante su mujer. El gobierno de este hombre está destinado a desmoronarse cuando lo haga su mujer, pues él es una herramienta. Por cultura una mujer no podía gobernar, pero si que podía hacerlo desde la sombra. Las mujeres ambicionan el poder como los hombres y cada uno utiliza las herramientas que tiene para conseguirlo, pero el destino compartido es común. Los hombres te adorarán mientras vean protección en ti, todo son intereses. Tú los utilizas y ellos te utilizan. Cuando vean que su final está cerca, buscarán la sombra de un nuevo líder, es un juego de ajedrez. Es el círculo vicioso de la ambición y del poder, un círculo que encierra los sentimientos más negativos de la humanidad, como el miedo y la desconfianza. ¿Quieres entrar en este círculo? Pues adelante, pero jamás saldrás de él. El trono está manchado de sangre, siempre y sin excepción alguna. Si te manchas las manos de sangre, es muy probable que acabes derramando la tuya propia. El final lo dice todo. Hablemos de Mifune.

No importa cuantas estrellas estén a su alrededor, Mifune siempre brilla. Y Kurosawa lo sabía. Es por eso que a pesar de la demanda constante de otros directores, Mifune solía contestar "lo siento ando ocupado con el Maestro, siempre me tiene ocupado". Era una relación de amor odio, de amistad y profesional, que dio los mejores frutos para la historia del cine. Trono de Sangre es una muestra de ello, con un Mifune inmenso que supo mantener la compostura en al última y brutal escena, pues de verdad tenía pánico y vio peligrar su vida, asegurando que aquellas flechas no eran de juguete y que de verdad le hacían daño. Y por último, hablemos de Kurosawa.

Se me acaban los elogios para este hombre, Sus amigos más cercanos declina que siempre estaba hablando de cine, que no tenía otro tema de conversación. Esto le supuso pasar malas épocas y un intento de suicidio del que terminó recuperándose y resurgiendo con Dersu Uzala. Este hombre se sentó en el Trono de Sangre de la industria del cine y comercialmente terminó derrotado y en vida no cosechó todos los elogios que si cosecharía a título póstumo. Murió por una causa, por dejar una herencia de cine sin parangón para la posteridad. Un respeto cuando se hable del Maestro, por favor.
Jab
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