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España España · Madrid
Voto de Jab:
8
Drama Alex (Konstantin Lavronenko) y su mujer Vera (Maria Bonnevie) emprenden con sus dos hijos un destierro voluntario que pronto se convertirá en una pesadilla. Se trata de un viaje interior del paraíso al infierno, en el que cada uno evoluciona de manera diferente, alejándose todos cada vez más del ideal familiar. Todo comienza a tambalearse con la llegada de Mark (Alexander Baluev), el hermano de Alex, que ha abandonado a su mujer y a sus ... [+]
2 de mayo de 2020
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Visualmente es apabullante, aún más incluso que El Regreso, en la que que Andrey Zvyagintsev se postuló como uno de los directores a seguir. La estética y la atmósfera recreada por la supla de oro Zvyaginstev y Mikhail Krichman está al alcance de muy pocos artistas, confirmando a este director de cine y a su director de fotografía como dos colosos del cine contemporáneo. Los planos largos son excepcionales, rozando la perfección una fotografía que destaca la belleza y la melancolía a partes iguales. La música que la acompaña se adapta perfectamente, entrando vigorosa en los momentos clave y ayudando mucho en la inmersión atmosférica. Todo el apartado técnico es sublime, pero no es una película para todos los públicos: es larga, densa y lenta, muy lenta. Es tan lenta como la precipitada muerte emocional que sufren sus protagonistas, tan densa como el ver pasar tres días que se hacen una eternidad, tan larga como los días cotidianos que no te hacen feliz.

Andrey trata de contar una historia de una manera diferente, lejos de personajes estereotipados, de situaciones comunes y conversaciones detalladas en la que se describe co pelos y señales lo que sucede. El destierro es diferente, si. Largos silencios, miradas afligidas, palabras que se atragantan e impiden que la conversación nazca. Es una película parca en palabras con pocas conversaciones en las que tan sólo escupen cuchillos de la boca. Frases donde siembran la duda de que va a sucederles a los protagonistas, la misma duda que siembra en nosotros mientras la visualizamos. ¿Matará a Alexander a Vera? Menudo animal si lo hace, pensamos. Pero Alexander es tan humano como nosotros y actuará en consecuencia. Vera le confiesa a Alexander su embarazo producto de una infidelidad. Que valiente pensamos, pero tras su mirada siempre melancólica más parecida a una escultura se encuentra el debate eterno de la verdad y la mentira. Dolor, arrepentimiento, nostalgia por un pasado que fue mejor. Amar, salir adelante juntos, perdonar. ¿Qué hacer? ¿Cómo saberlo? Si estás en un momento tan drástico emocionalmente lo normal es que te equivoques y con ello arrastres a otros. Y el final, ¿qué me decís del final? Ambos adultos cumplieron con su voluntad, ninguno fue valiente. No se puede perdonar a medias porque entonces no se puede seguir adelante. No se puede seguir adelante si tan sólo dices una verdad a medias. ¿Hay alguna razón tan poderosa como para acabar con la vida de otro ser humano? ¿La hay para acabar con la de uno mismo? Si, las hay, pero ellos no las tenían. Débiles, inseguros, insensibles, frágiles y vulnerables, así son ellos. No les gusta serlo, pero no saben como cambiar. No saben cambiar, ¿o no quieren?. Y así pasan tres días, pues tres es el número mágico dicen en la película. Y todo cambia. ¿Para bien o para mal? No lo sé. La duda existencial ha trascendido a la pantalla.

Y es así como nos cuentan un drama en el que no hay héroes, tan sólo villanos. Y así nos cuentan un drama en el que no hay vencedores, tan sólo vencidos. Es una guerra y es tan absurda como cualquier guerra. Aquí nadie es ni mejor ni peor, nadie es bueno cuando vive una crisis existencial profunda.

A mí, en lo personal, me ha gustado y visualmente es la mejor película que ha filmado Andrey Zvyagintsev, pero es una película difícil de digerir para todos los públicos. Eso si, si consigues sumergirte en ella te sentirás como uno de los desterrados. Es una cine valiente y crítico, profundo y visceral como siempre, que es el sello del gran Andrey Zvyagintsev. Un 7.5.
Jab
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