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Voto de Iván Jalen:
5
Drama Elisabeth (Liv Ullmann), una célebre actriz de teatro, es hospitalizada tras perder la voz durante una representación de "Electra". Después de ser sometida a una serie de pruebas, el diagnóstico es bueno. Sin embargo, como sigue sin hablar, debe permanecer en la clínica. Alma (Bibi Andersson), la enfermera encargada de cuidarla, intenta romper su mutismo hablándole sin parar. (FILMAFFINITY)
2 de septiembre de 2010
17 de 28 usuarios han encontrado esta crítica útil
Unas tijeras cortando un dedo. Un condón usado. La tía del anuncio de desodorante corriendo en pelotas. Una vaca espantando moscas con el rabo. Una cucaracha muy gorda. Se trata de una de las grandes obras del gafapastismo, género que Bergman domina a la perfección. El argumento es muy similar al de la mayoría de sus otras películas: Recluídos en sus cuevas (porque fuera hace un frío de carajo y casi siempre es de noche) los suecos se atrincheran detrás de libros llenos de palabras y sabiduría. Esto hace aflorar dentro de ellos todo un jardín de sentimientos que no pueden controlar, siendo la única raza en todo el mundo consciente de su mortalidad. Como consecuencia de esto su vida es un tormento de principio a fin ya que todo lo que les pasa en la vida se magnifica hasta el infinito. Pero de vez en cuando aparece un artista capaz de canalizar todo ese sufrimiento y crear obras maestras que asombran al mundo por su crudeza, su humanidad, su melancolía y su postmoudernismo (cosa rara porque sí). Tarántulas. Un inodoro lleno de heces. Un niño potando. Culos de brasileñas en el sambódromo. Vísceras. ¿Que los suecos no son así realmente y que lo del alto índice de suicidios es un falso mito y que a pesar de ser personas introvertidas son igual de alegres que el resto del mundo? Bergman debe rechazar este axioma ya que su capacidad creativa se vería reducida a la mínima expresión. Así en este film, como el mal filósofo que es, Bergman trata todos los problemas fundamentales de la humanidad sin ofrecer ninguna respuesta. Eso sí, con un estilo estravagante y raro que es lo que prima en el gafapastismo. El gran trabajo, como siempre, de las actrices y el fotógrafo salvan por mi parte al tío Ingmar de la hoguera. Un ojo de burro pinchado con un palo. Un viejo sacando el tubito de la sonda para mear. Fuego. El niño que come gusanos. Cañita brava. Dientes sucios con brackets riendo. FIN
Iván Jalen
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