Creo que de lo que habla realmente esta serie es de las experiencias traumáticas que nos suceden en la vida y de cómo nos convertimos en otras personas casi siempre tras esas vivencias. Los suplantadores vienen a mostrar a los protagonistas un espejo en el que asomarse y poder llegar a ver y entender en lo que se han convertido a día de hoy, por no haber superado el duro pasado.

Muchas veces vivimos de un modo inconsciente, más bien sobrevivimos, como Grima que tiene una profunda depresión debido al suicidio de su madre y la desaparición de su hermana Asa, como si no pudiésemos salir de un pozo negro y no digo que no sea muy difícil, lo es.
Grima dice en una frase de la película “¿quién es realmente la suplantadora?” Porque la Grima que acaba de aparecer de la ceniza tiene ilusión, alegría, amor…., ella carece de todo eso. La escena de la pistola para mí es la metáfora de acabar con tu personalidad depresiva y derrotista y que gane la parte positiva, renacer de las cenizas como el ave fénix, dejar atrás el pasado que tanto daño nos hace y nos entierra en vida.
Quiero pensar que Grima lo consigue porque la que muere es la Grima suplantada y además su hermana Asa; que salió de las cenizas, también desaparece porque cumplió la misión de que Grima soltase el apego tan grande hacia ella y su madre, que no le hacía ningún bien.

Creo que en el caso de los demás personajes también hay un antes y un después de este encuentro con los “salidos de las cenizas”. Se enfrentan a esa parte de sí mismos que se quedó atascada en un momento muy decisivo y penoso de sus vidas: La muerte de un hijo, el embarazo de un hombre casado y tener que irse de su lado llevándolo todo tú sola y encima el niño nació con alguna malformación, la enfermedad que te hace dependiente de tu mujer…

Esta serie habla también y mucho del perdón hacia uno mismo, de la fragilidad humana, de la aceptación de la parte más triste y dolorosa de la vida.
He visto alguna similitud con el cine sueco de Ingmar Bergman donde en el “Séptimo sello” por ejemplo había una inolvidable escena de una partida de ajedrez con la muerte, que era puro simbolismo.

En conclusión nos viene a decir que no hay que esconderse de la vida sino enfrentarla y superarla y eso se hace enfrentándonos y superándonos a nosotros mismos, luchando por ver lo positivo, no muriendo en vida, echándole muchos pero mucho huevos a la vida y no excusas de que como no es como queríamos que fuese no merece ser vivida, claro que lo merece, disfruta y sé valiente. Es difícil, por supuesto, pero ojalá que no sea imposible para nadie volver a ser feliz tras algo muy duro.

Me gusta la positividad del mensaje.