Primera película del maestro del suspense Alfred Hitchcock, donde utilizó el color. Rodada en un solo plano secuencia de forma magistral y dentro de un mismo escenario, me ha resultado muy curioso porque solo en los créditos iniciales es la única vez que el espectador puede ver lo que pasa afuera en la calle, después todo el desarrollo y argumento de la historia es dentro del piso de Brandon y Phillip como si estuvieramos viendo una obra de teatro.
El argumento me ha gustado, porque te mantiene atento y juega muy bien con su propósito, el suspense. Dos jóvenes asesinos gays, cometen un asesinato para demostrar que existe el crimen perfecto y se dispondrán a dar una fiesta con invitados cercanos a la víctima, para probar si son descubiertos o no.
Los diálogos son perfectos. La tensión, el nerviosismo y las sospechas muy buenas, así como el suspense creado y la atmósfera de presión, en especial la que ofrece Rupert Cadell con su juego de comentarios y miradas. Fantástica ambientación. Una película clásica.