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Voto de Marty Maher:
3
Drama Salma, Laila y Nur, tres mujeres palestinas que viven en un apartamento de Tel Aviv, intentan encontrar un equilibrio entre la tradición y la cultura moderna. Palestinas con pasaporte israelí, las tres han optado por vivir una vida de libertad en Tel Aviv, lejos de sus lugares de origen. Las tres buscan el amor, pero pronto se darán cuenta de que una relación escogida por ellas no es algo fácilmente alcanzable. (FILMAFFINITY)
28 de noviembre de 2016
10 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
La gran triunfadora del Festival de San Sebastián 2015 fue Paulina, la compleja, certera y estimulante película del argentino Santiago Mitre. Es bastante incoherente que su sucesora haya sido Bar Bahar, la ópera prima de Maysaloun Hamoud, que se ha hecho este año con los mismos premios con los que se hiciera el pasado año Paulina, a excepción del de Horizontes Latinos, por razones más que evidentes. El motivo de la incoherencia está muy claro: mientras la cinta de Mitre exponía una serie de hechos lanzando una serie de preguntas al aire y construyendo un entramado político y moral de categoría, la de Hamoud es transparante -en el peor de los sentidos- desde sus primeros planos, donde evidencia su discurso a favor de la liberación de la mujer en Tel Aviv. Más que discurso, podríamos hablar de denuncia, que es lo que se convierte cuando se reincide continuamente unos postulados que se critican y otros que se defienden.

Esta condición de película dirigida a mostrar la situación de las mujeres en cierta parte del mundo (aunque es conveniente hablar de que el machismo y la supremacía del género masculino es algo extensible a todas las sociedades, en países como Israel existen peculiaridades y conflictos que empeoran aún más su situación) no es algo negativo per se, pero, al menos en esta ocasión, la impresión general es que el cinematógrafo no es más que una plataforma para darle difusión a esa denuncia. Lo que sí es negativo es descuidar las formas en pro de aumentar la fuerza de ese mensaje, cosa que al mismo tiempo contribuye a que la obra sea maniquea. Este es el resultado de escribir un guion reiterativo, con personajes unidimensionales y subtramas que no están a la altura de las circunstancias, forzadas y erráticas en su exposición.

Bar Bahar es la historia de tres personas muy distintas que viven juntas en la ciudad de Tel Aviv, que, además de la condición de mujer, tienen en común que se encuentran lejos de sus lugares de origen, buscando una libertad y autonomía que les costará alcanzar. Aunque las personalidades de las jóvenes son muy dispares, sus personajes no podían estar más estereotipados. Así, la homosexualidad de una de ellas supone una decisión de guion caprichosa, pues la forma de desarrollar los problemas que sufre por su condición sexual en su vida cotidiana y familiar es cualquier cosa menos sutil. No se puede decir que la cuestión de la homosexualidad en el cine ofrezca siempre buenos resultados, pero aqui resulta gratuita en tanto en cuanto pasa a tener relevancia en la trama.

Otro aspecto bastante molesto del film es la unidimensionalidad de los personajes masculinos, que en la obsesión de la realizadora palestino-israelí nacida en Hungría en demonizarlos (lo cual no me parece nada mal si se llega a ello de buena manera), alcanza el maniqueísmo; y es en ese punto donde las buenas intenciones dejan de importar, pues las formas se encargan incluso de restarle calado a un mensaje de suma importancia. Por eso, aunque es inofensiva y se ve sin ningún problema (su estética pop no busca sino resultar atractiva y ocultar sus muchas carencias formales), Bar Bahar jamás logra trascender su insignificante etiqueta de película necesaria.
Marty Maher
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