Personalmente, perseguía con interés esta película y creo que puedo decir que no me equivocaba haciéndolo. El largometraje me impresionó ampliamente. El carácter que adopta la película, el mensaje que esconde el argumento y una fotografía bastante digna sin duda hacen de este film una combinación exquisita.

El mensaje, la persecución de la felicidad, del sueño de libertad casi infantil en el personaje me hace sentir una gran empatía por el personaje. Se nos presenta una mujer que tras su accidente no puede vivir una vida como la anterior o al menos, no está preparada en el interior. El personaje es ese reflejo de nuestro interior, de nuestra personalidad que no está dispuesta a esa vida que se espera de nosotros, a las expectativas de algo que ya no es atractivo o que incluso nunca lo fue. Vemos y sentimos esa decisión moral entre lo que nos hace feliz o lo que debe ser. Debemos de disfrutar y de vivir, de llenarnos aunque signifique la decepción familiar. Aunque, ¿está Geni capacitada para decidir? Tal vez no, pero tal vez, no lo esté nunca. Y es ese el mensaje que tanto me gusta de la película. La tesitura en la que se nos planta. Por una parte no podemos odiar al marido por su control pero por otra parte vemos la incapacidad de decidir del personaje.