La primera escena es una muestra muy gráfica de lo que va a ser mentalmente esta película: una absolutamente absurda e innecesaria paja.

Yo del principio ya ni me enteré, no sé dónde cojones empezaba ni de qué huevos iba el percal. Por qué hacen lo que hacen quienes lo hacen, y qué hacen, por supuesto. A todos los personajes les faltan los tornillos que les sobran a los robots. En serio, todos están carentes de cerebro por dios sabe qué fenómeno meteorológico, porque ni un emo, oiga. El chiste (porque no me puedo creer que esto vaya en serio) empieza más o menos normalillo, y si eres un fanático quizá entiendas qué es lo que pasa, pero los minutos siguen y uno es imposible que mantenga activado el cerebro ante tamaño espectáculo de sinsentidos y aburrimiento supremo. Porque salvo una increíble escena llena de hostias, el resto es blablabla a un nivel acojonante.

La mitad que no aparece en Rebirth ya pasa de castaño oscuro, de negro y de lo que haya más allá. Lynch lo podría intentar junto con Takashi Miike, y nunca lo lograrían. Pasarse por el forro el mundo coherente de tal forma, inducir a la gente al suicidio mental de tal forma, es algo que muy pocos (todos ellos japoneses locos) pueden hacer, y aquí lo logran, con honores. Uno no sabe por qué pasa tal o cual tontería sin sentido, que es, sin lugar a dudas, lo primero que se les pasaba por la cabeza a los fumados de los guionistas, que seguro sueltan absenta en lugar de bilis cuando vomitan. Los diálogos están cargados de filosofía chusquera, que va in crescendo hasta romper barreras de anormalidad en el final más gilipollas que haya podido ver.

Mis pensamientos se vieron plasmados en la pantalla, eso sí, cuando justo al final, una voz dice: «¡Qué asco!». Ahí ya empezó mi descojone, aparte del cabreo por haber desperdiciado hora y media de mi vida en tamaña tontería sin sentido. Mágicamente idiota, súmmum de la drogada improvisación, quien la vea no volverá a ser el mismo. No creo que pueda gustar ni a los fanáticos, pero bueno, suelo equivocarme. En lo que seguro que no me equivoco es en que esta moñada no tiene ni pizca de lógica. El guión está escrito con tinta invisible, y por mucha animación guay que tenga, si el precio a pagar es una puta mierda envuelta en papel bonito, que se metan el regalo por el culo (vamos, que vuelva a su casa).

Yo me quedo con el opening de la serie y la fantástica canción, que la adoro.