En esta ocasión SCORSESE nos narra la historia de Jordan Belfort, un corredor de bolsa de Wall Street en la década de los 80. Para ello, cuenta con TERENCE WINTER que realiza la adaptación del guion del libro del propio Jordan.

Esta vez, el director utiliza el formato de comedia negra y demuestra una gran maestría en este ámbito, a la vez que recupera su espectacular habilidad que no estaba patente en sus últimos trabajos. Muy agradable visionar que un maestro como MARTIN se decante por este género, porque al igual que en otros, raya la perfección, consiguiendo entretener y que el espectador se recree en la hilaridad de lo que está visionando. Las tres horas de metraje están tratadas de una manera tan ágil y divertida que podría haber durado otro tanto sin que decaiga la calidad de unos diálogos desternillantes y un cúmulo de situaciones tan distraídas como inverosímiles a causa del excesivo consumo de las drogas de los que nos describen.

Respecto a las actuaciones, LEONARDO DI CAPRIO (Jordan Belfor) vuelve a mostrarnos sus excelentes cualidades a las que nos tiene acostumbrados desde que dejó de ser una simple cara bonita para elegir otro tipo de papeles que sabe realizar de manera sobresaliente. Puede que nos encontremos ante su mejor actuación. Todos los demás actores cumplen su cometido, en especial JONAH HILL (Donnie Azoff) en el papel del mejor amigo de Jordan. Como curiosidad, el pequeño papel de MATTHEW McCONAUGHEY en el año que se va a disputar el oscar con DI CAPRIO (entre otros).

En definitiva, EL LOBO DE WALL STREET es una excelente comedia negra que de la mano de MARTIN SCORSESE, nos acerca al mundo de la corrupción de los corredores de bolsa y de sus excesos, acercándonos y mostrándonos los efectos y consecuencias de las drogas, muy destacable la descripción de las distintas fases que se dan en la utilización de éstas. Todo ello, con extremada agilidad, de una forma jocosa y divertida pero sin dejar atrás el lado oscuro de los excesos y sus consecuencias.