Desde que a los 10 minutos de film me adentré en la historia, surgió una sonrisa en mi rostro que no pude abandonar en todo el metraje. Esta es la frase que rondó mi cabeza durante el visionado para empezar esta crítica. Cuál es mi sorpresa cuando al revisar mi crítica de MOONRISE KINGDOM (del mismo director) antes de escribir estas líneas, observo que la terminé con estas palabras “una pequeña sonrisa me acompañó de principio a fin”.

Es indiscutible que WES ANDERSON es un director diferente que estructura sus películas desde una preciosa estética, narrándonos fantasiosas historias. Puede gustar o no pero lo que es innegable es su originalidad y su gran esfuerzo y trabajo en cada secuencia. En este caso, la historia parte de adelante hasta el principio para a partir de ahí exponernos una maravillosa historia.
Lo que visionamos no es sino una suma de secuencias encadenadas que en conjunto dan forma al fantasioso cuento. Todas estas escenas están cuidadas hasta el mínimo detalle tanto en lo visual, lo estético y los guiones cargados de originalidad y simpatía.

Para rematar el trabajo ANDERSON también se encarga del guion a partir de una propia historia escrita junto a HUGO GUINNESS. Pero su trabajo no acaba ahí si no que para que todo sea completo lo acompaña de una fotografía sobresaliente que te adentra en la antigua Europa, un montaje trepidante que no permite un respiro y una banda sonora acorde a todo lo descrito en todo momento.

Respecto a las actuaciones tenemos repartido un elenco de muy conocidos actores durante todo el metraje (como ya ocurriera en otras películas del director) desde RALPH FIENNES a EDWAR NORTON pasando por BILL MURRAY (por nombrar algunos de todos los que se suceden). Agradable trabajo el del joven y desconocido TONY REVOLORI que está a la altura de todos los famosos que le rodean.

Por todo lo expuesto comentar que EL GRAN HOTEL BUDAPEST es un preciosista cuento llevado a cabo con una excepcional estética y envuelto en un sencillo humor tanto visual como expresado en unos trabajados y encadenados diálogos. Todo unido con un montaje tan bien trabajado y rápido que en ocasiones consigue que se te escapen detalles para un obligado segundo visionado.