La redención de un Dios se te puede pasar por completo si no pones atención. No es hasta el décimo capítulo, es decir el final de la temporada, que ésta se vuelve obvia. Sin embargo en el camino te vas encontrando con las historias de otros seres, humanos, sueños, pesadillas y hasta lugares que tienen su propio desarrollo y su propia manera de evolucionar o de renunciar a ello, lo que los condena a la destrucción: estoy hablando de Roderick, de Alex, de John, de Corinto y hasta de Gault. Aunque con la última hay una gran diferencia.

JOHN: Se ve condenado por su propio poder. El haber modificado el cristal para que únicamente él pueda usarlo ocasiona que renuncie al amuleto diabólico que su madre le regaló para protegerlo. Si no lo hubiera hecho, Morfeo lo hubiera tomado y él no hubiera tenido otra opción que conservar el amuleto, el cual le funcionaba muy bien. Después, ya con el rubí en su poder, su visión sobre la honestidad y la falsedad destruye todo a su alrededor e incluso se termina hundiendo a sí mismo. El mensaje aquí es que John está tan enfocado en tener razón que a pesar de que es obvio que la infidelidad y la violencia desarrolladas en esa cafetería son un desenlace horrible, él se percibe como un salvador. Sentado en la tragedia final, él es el único en lo correcto.

CORINTIO: Desde el primer capítulo se nos deja claro que es infinitamente inferior a Morfeo, tanto así que se arrodilla para suplicar que éste perdone su escape de la Ensoñación. Pero tuvo suerte. El aprisionamiento de su rey permitió que disfrutara del mundo de la vigilia mucho más tiempo de lo que hubiera logrado por sí mismo, pero esto no lo hace más fuerte. De hecho ocupó mucho de ese tiempo en tratar de que Morfeo no recuperara sus artilugios para evitar que recobrara fuerza y cuando finalmente los recuperó, se dirigió hacia Rose para tener otra oportunidad. En resumen, huyó. Siempre teniendo la posibilidad de cambiar de opinión y regresar a la Ensoñación quizá a pedir perdón, quizá a explicar sus motivaciones o a solicitar algo. Como John, no quiso cambiar de opinión y fue destruido.

GAULT: Ella es la más interesante porque no cambió de opinión, pero explicó sus razones a pesar de creer que no sería escuchada. No quería cumplir la tarea que se le asignó y tuvo que cambiar eso por sí misma. Después, al ser atrapada, la misma necedad que condenó a Corinto y a John, la destruyó a ella. La diferencia es que ella quería algo razonable y aunque su discurso no le consiguió su objetivo al instante, logró desestabilizar la obstinación de Morfeo y la lealtad ciega de Lucienne. Esto generó que Morfeo se quedara solo y, por lo tanto, debilitado. Así fue que el rey de la Ensoñación se dio cuenta que su mayor fortaleza no eran sus poderes sino los aliados que lo rodeaban. En la escena final de la temporada es reviviendo a Gault que Morfeo demuestra la razón por la que él prevaleció y sus enemigos no: Él logró cambiar de opinión.

ROSE: De este personaje queda remarcar su abnegado sacrificio. Desde pequeña se vio envuelta en situaciones que no dependían de ella y que le afectaban. Fue llevada de un extremo del país a otro, fue incluso sacada de su país, fue separada de su familia. Después fue acechada por un Dios que la quería matar y ella lo aceptó pues así salvaría a la humanidad, esto en un claro paralelismo a la historia de Jesucristo. Rose, qué grande.