Buena peli que narra la vida de un cantante de country en horas (muy) bajas, tocando por cuatro duros en garitos de mala muerte, mientras se autodestruye bebiendo y bebiendo hasta reventar. En medio de todo encontrará el amor en una periodista que después de hacerle una entrevista, caerá rendida a sus pies.
La cinta está bien desarrollada y el guión no es malo, pero hay que reconocer que todo esta muy visto ya. Por eso el punto fuerte está en la actuación de un Jeff Bridges colosal que logra emocionarte de principio a fin con esa voz desgarradora (las canciones de Bad Blake, son cantadas por él mismo). Por su parte Robert Duvall y Colin Farrel están bien como de costumbre con sus papeles. El único punto discordante és Maggie Gyllenhall, que no acaba de sentirse cómoda en el papel y su relación con el casi sesentón Blake no es del todo creíble (a Ashley Judd, le hubiera venido el papel perfecto). Por lo demás, una buena peli que hará las delicias a los fans de los biopics musicales como Walk the line o a los aficionados al country en general.