Jodie Foster nos entrega una marcianada camuflada en un drama familiar. Incluso es más marciana de lo que parecía a simple vista, no siendo apta para todo tipo de público. Y es en esa parte del drama familiar, dónde Foster no consigue rentabilizar el poderoso material que tiene entre manos, entregándonos un film que de no ser por sus actores, y su premisa, no pasaría de ser un telefilm de sobremesa. Por no decir que el interés de la cinta va decreciendo cuando se está llegando al final, ya que tramas como la de la chica que protagoniza esa delicia llamada Jennifer Lawrence, carecen de interés, y el final creo que no es el más adecuado para la cinta.

Pero hablemos de lo verdaderamente importante, la maravillosa actuación de Gibson, que se come la pantalla a bocados, demostrando el pedazo de actor que és. Seguramente la fóbia que le tiene la plana mayor de Hollywood (judíos y ateos en su mayoria), hará que no se lleve ningún premio ni ninguna nominación, pero quiero ver quién supera éste año a Gibson, que conmueve, y te hace pedazos como este hombre enfermo. También me gustaría saber si Gibson no fuera católico, y las barbaridades (porque lo son) que dijo, las hubiera dicho al revés, su ahora estaría tan perseguido. Pero bueno, aún queda gente que no es tonta, y que sabrá apreciar la mastodóntica interpretación que se ha marcado el sr. Gibson.

En definitiva, la peli no llega a cumplir del todo, pero Gibson, y lo arriesgado del proyecto, hacen que sea de obligada visión para cualquier persona que se considere cinéfila.

Lo mejor: Mel Gibson.
Lo peor: No está bien desarrollada.

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