Un apartamento lujoso en Nueva York, dos parejas discutiendo sobre una pelea entre sus hijos, un móvil que no para de sonar, una botella de whisky, y 75 minutos de mucha, mucha mala leche, eso es lo que nos brinda Polanski en esta brillante cinta basada en una obra de teatro.

Diálogos hilarantes, una crítica feroz a la hipocresía y a la diplomacia, y cuatro actores en estado de gracia, en especial un Christoph Waltz espectacular en todo, con esas miradas, esos aires de superioridad, sin olvidar a un John C. Reilly (su "soy un hijo de puta con muy mala leche" es memorable) que pasa de hacer 'Step Brothers', a hacer esto, lo que tiene su mérito, ya que lo borda en los dos casos. Winslet tan bien como siempre, en especial en sus momentos de histeria, y Jodie Foster igual, con ese personaje tan hostiable que le ha tocado.

El director consigue imprimir a la cinta unos diálogos vertiginosos, y un sentido del humor bestia y brillante. No será una obra maestra, pero nunca me lo había pasado tan bien viendo durante 75 minutos a cuatro personas encerradas en un piso discutiendo. No os lo penséis dos veces, es una cinta obligada de ver.

Lo mejor: El ritmo, y C. Waltz.
Lo peor: No sabría que decir.

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