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Voto de Heosphorus:
9
Thriller. Terror Una joven pareja viaja a uno de los destinos más exclusivos del mundo para cenar en un restaurante que ofrece una experiencia culinaria única. Sin embargo, el chef (Fiennes) ha preparado un ingrediente secreto que tendrá un resultado sorprendente en los dos enamorados.
20 de enero de 2023
8 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hacía tiempo que no disfrutaba tanto una película que podría catalogarse como "de autor".

Estamos acostumbrados a las clásicas películas suecas o armenias, en blanco y negro, con guion de video-ensayo, con una historia que habla de la condición humana, aunque usando... no sé... sonidos de pájaros y susurros en vez de palabras. Nadie entiende estas películas, a pesar de que haya cierto tipo de personas que digan que sí y remarquen su condición de intelectual.

Estamos acostumbrados a los clásicos de la literatura universal donde nadie le ve la gran cosa, aunque es imperativo leerlos. A exposiciones de arte intelectualoides donde se vende mierda de artista enlatada y manchas en lienzos gigantescos, pero hay que entender el postmodernismo. A performances donde dos individuos vestidos de conejos dan alaridos mientras se miran fijamente para "hablar" del cambio climático. Si bien nadie entiende nada, no lo dirán.

Esta película, paradójicamente, habla de ese tipo de personas. Tanto los que consumen, como de los que dan.
Estamos acostumbrados a todas estas cosas. Se sustentan por el mercado de inversores, por los “influencers” y famosos, por los críticos con demasiada credibilidad, por los viejos ricos que se aburren en la abundancia. También se sientan dos polos opuestos de una misma idea. El fanático que quiere estar dentro del circo, y que se descubre falto de capacidad, y alguien ajeno a todo esto. Todos estos personajes son los que se sientan a la mesa de "El menú". Y es fantástico que la película lo presente todo con sencillez. Nada de perderse en planos experimentales ni en diálogos ininteligibles. Lo presenta con planos elegantes, con actuaciones afiladas (sobre todo la de Ralph Fiennes) y con un esquema comercial.

De lo último que habla, es de gastronomía. Habla de la pasión sincera y sencilla. Habla del arte y la creatividad en términos humanos, quitándole toda la falsa grandilocuencia. El arte es inevitable para el artista. Tan inevitable que resulta doloroso obviarlo. Pero todos estos agentes que se sientan en las alegóricas mesas a consumir, terminan por agotar al artista. Porque no hay sinceridad cuando consumen. Se sientan a comer. No a degustar, ni a saborear, ni a deleitarse. Se sientan a comer. Se ha creado una mentira gigantesca donde las personas fingen enterarse, simulan apreciarlo y entenderlo. Están gordos e inflados, esperando el siguiente plato. Pero da igual. Cuando la capacidad o la genuina brillantez es obviada, todo está perdido. La pasión está muerta y, justo en ese punto, el artista desiste.

Esta película es la venganza de un artista que no lo hizo.
Heosphorus
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