Y con ello no me refiero que a cada film se torne más pretencioso intentando emular ejemplos que nada bien le vendrían a un director como Luis Estrada, sino que, tras cada cinta suya, se esconde una crítica hacía esos altos cargos que todo parecen manejarlo, ya sea más o menos afortunada susodicha crítica.

Con su particular sencillez en el momento de rodar historias y esa narración tan directa y concisa de la que hace uso, el mexicano nos sumerge en su segundo trabajo con una base sumamente interesante (cosa que ya era de esperar, tras "La ley de Herodes"), pero también enormemente desaprovechada a lo largo de su transcurso, como ya sucedía en su debut, lo malo es que lo que allí quedaba en un pastiche interesante de ideas, aquí desemboca en un aburrimiento un tanto profundo debido al estiramiento de ciertos momentos y en un mensaje que, por disparatado, termina por ser también infructífero.

Pero no nos engañemos, aunque el resultado final sea un batiburrillo de casualidades, en su mayor medida, insostenibles, de situaciones metidas con calzador a la par que inesperadas o de personajes que entran y salen con muy pocas motivaciones, sólo por dar un poco de vida a la trama, "Un mundo maravilloso" como mínimo posee el humor suficiente y unas virtudes constantes que hacen de ella algo que, en parte, intenta ser distinto, y porque negarlo... hasta en algún que otro momento lo consigue.

Lo malo y lo peor es que acaba pecando de todo lo que suelen pecar este tipo de propuestas, de querer ofrecer un desarrollo que, de tan original, acontezca embarullado, y al final al espectador se le terminen quitando las ganas de todo...