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España España · Honor al Sabadell!
Voto de Grandine:
7
Drama En 1913, Gregorio Valero Contreras y León Sánchez Gascón, amigos y vecinos de Osa de La Vega (Cuenca) son detenidos como autores de la muerte de José María Grimaldos López, pastor de oficio y compañero de los anteriores. El pueblo les acusa, incluso la mujer de Gregorio reúne pruebas contra ellos. Los dos hombres confiesan el crimen después de ser sometidos a torturas. Son juzgados en 1918 en la Audiencia Provincial de Cuenca que, tras ... [+]
28 de mayo de 2008
16 de 24 usuarios han encontrado esta crítica útil
Quizá este desolador y crudo caso real no fuese el caso, pero lo cierto es que antiguamente los rumores podían ser mortíferos, porque puede que las épocas hayan cambiando, y los rumores actualmente no sean más que eso: mera habladuría, pero lo cierto es que a los albores del viejo siglo podían ser un arma tan peligrosa como destructiva, y Pilar Miró nos hace óbices de ello en su acertadísima "El crimen de Cuenca" que, si bien no llega a alcanzar la holgura emocional necesaria, narra con descarnada veracidad una de esas historias que estremecen, por saber como se actuaba en un pasado... y como se sigue actuando hoy en día en algunos casos, para que mentir, porque por mucho que los rumores ya no sean lo que eran, la tortura y el fascismo incontrolado siguen estando a la orden del día.

La base es fresca para su época, e incluso induce a facilitar las cosas a Miró, en cambio, la realizadora y colaboradora de TVE madrileña, obvió el camino llano y decidió conducir su hilo por otras tomas más tortuosas, puesto que aunque todo lo narrado esté mostrado desde un punto de vista que cruza el umbral de la indiferencia para mostrar toda esa dureza que acompañaba los hechos transcurridos, Miró decide que su relato no es más que una historia sobre dos amigos, dos amigos que, por fuerza mayor, son obligados a actuar de un modo que no les hace justicia, que les delata como personas débiles y cuya fortaleza queda sumida ante una situación límite como esa, pero que terminan redimiendo sus pecados en una conclusión digna de elogio y que nos aclara definitivamente cual era el punto al que quería llegar la cineasta.

Todo ello, acompañado de una banda sonora apropiadísima, que en ocasiones ejerce como pieza fundamental para construir una quebradiza atmósfera alrededor de todo ese halo de tortura y desesperación psicológica (mostrada con acierto en algunas secuencias, como la del riachuelo al lado del cementerio), unas interpretaciones muy ajustadas a lo que se puede esperar de ellas y bastante bien medidas en alguna ocasión (impresiona el tono enfático que otorga Montesinos a su personaje durante el tramo final que, por exagerado que pueda parecer, es más veraz de lo que muchos habrían alcanzado) y un pulso magnífico, que no da descanso entre situación y situación, y que narra con total soltura esta desgarradora historia sin dejar ni un detalle inexplicado durante su transcurso y logrando no resultar reiterativa en ni un sólo momento.
Grandine
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