Malle al cuadrado. Y no es que pretenda pintar un retrato de Malle. Ni que mi crítica sea una imitación del ³ que Fincher le endosó a la tercera parte de Alien, ofreciéndonos la ocasión de que el Listo bromeara con el cubo. Nada, nada de eso.
Sencillamente se trata de una crítica al cine de Malle, que tan pronto me remueve, me hiela y me sorprende, como me deja totalmente impasible y no sabe como hacer aflorar mis sentimientos del mejor modo posible.

El primer caso, sería el de films como "El fuego fatuo", que con un par de precisas secuencias dotaba el film de una crudeza estremecedora, "Ascensor para el cadalso", donde la sutileza y el gran trabajo de Malle regalaba momentos de lo más hipnóticos al espectador o "El unicornio", en la cual nos fascinaba con un film repleto de metáforas y de una fantasía rezumante que no hacía más que sorprender y seducir con los constantes elementos que añadía a medida que transcurría la cinta.

En cambio, el segundo caso vendría a ser el de otras propuestas como "Lacombe Lucien", que con una narración modélica y una historia de lo más interesante, no llegaba a hacer aflorar el sentir que debería tener un trabajo de esas características.
Se podría decir que con "Adiós, muchachos", aun y siendo sumamente superior a "Lacombe Lucien", viene a suceder exactamente lo mismo: Historia la hay, y verdaderamente buena, el ritmo es ejemplar y el film no aqueja absolutamente ningún fallo en sus facetas. Bueno, sencillamente en una, y verdaderamente importante: No me consigue llegar. Me deja con buen sabor de boca, pero no me conmociona o cautiva como otras, que saben arrancarme las emociones y transformarlas en desasosiego, encanto o desconsuelo.
Dignísimo film, aunque sin las suficientes piezas de encaje...