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España España · Honor al Sabadell!
Voto de Grandine:
8
Intriga. Comedia. Drama Chicago, años treinta. Johnny Hooker (Redford) y Henry Gondorff (Newman) son dos timadores que deciden vengar la muerte de un viejo y querido colega, asesinado por orden de un poderoso gángster llamado Doyle Lonnegan (Shaw). Para ello urdirán un ingenioso y complicado plan con la ayuda de todos sus amigos y conocidos. (FILMAFFINITY)
10 de septiembre de 2007
96 de 114 usuarios han encontrado esta crítica útil
Algunos dicen por ahí que la fuerza o el valor de este guión reside en su final. A mi no me ha parecido tal cosa, ni mucho menos. Su fuerza radica en cada uno de los golpes que va ofreciendo, otorgando interés a cada uno de los acontecimientos que se van sucediendo, y creando una línea para que el espectador pueda seguir ese hábil y rebuscado juego con el cual pasar unos gratos minutos de entretenimiento de primera clase con una inteligentísima historia sobre timadores y timados.

También me encanta la versatilidad que ofrecen los dos protagonistas a sus personajes, tan osados en el momento de mover ficha como pocos habrían sido.
Saben otorgar a la trama un ritmo endiablado y excelentes momentos para que uno siga cada uno de sus pasos sin perder pista de ellos, aunque en más de una ocasión se pueda ver perdido entre tanto gozo, soltura y disfrute como proporciona un trabajo tan eficiente y exquisito como "El golpe".

Y, además, George Roy Hill juega sus bazas del mejor modo posible: Ofrece el porte de Robert Redford y lo contrarresta con el descaro de Newman, proporciona secuencias rodadas con una habilidad increible, ya sea por su desarrollo o por su atractivo en el instante de llevarlas a la pantalla (como algunas de sus persecuciones), otorga una banda sonora maravillosa que acompaña las imágenes con sumo gusto y placer y logra un montaje de lo más eficiente para que cada pieza encaje del mejor modo posible.

Vaya, que viendo esta joya actualmente, se puede decir y afirmar con rotundidad que no ha perdido ni un ápice de su encanto, de su grandiosa destreza por confabular tan brillante trama y de todas aquellas características que en su día la hicieron una obra maestra para muchos y que, hoy por hoy, no ha restado absolutamente en ningún aspecto, porque la realización de Roy Hill es tan portentosa como pocas, y porque a más de uno le gustaría no sólo tener un guión como el de "El golpe", sino saber traducirlo en pantalla con tal brutal maestría.
Grandine
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