Tras la magnífica X-men 2 y que Bryan Singer demostrase que era, si no uno de los mejores, el mejor realizador para trasladar a la gran pantalla las aventuras de nuestros superhéroes favoritos, se embarcó en su nuevo proyecto, el complicado reto de llevar a Superman al cine con la suficiente pericia y éxito, intentando que su obra no se viese lapidada por la anterior.
Sin embargo, la aventura de Singer en el que es su tercer proyecto adaptando las aventuras de un superhéroe se queda a medias debido a un guión sumamente endeble o algunos personajes que no terminan de estar trazados del mejor modo posible.

Después de los que a muchos les han parecido unos grandes créditos de inicio (¿?), uno asiste a la nueva y particular aventura de Clark Kent que, tras un par de secuencias forzadas, un par de líneas sin sentido en el guión y mucho derroche de bellos y palpitantes efectos especiales, vuelve a su lugar de trabajo como si nada hubiera sucedido y empieza desde 0.
Ahora Lois Lane es una frígida e insufrible mujercita 'cul' y sofisticada, Lex Luthor un tipo sin la suficiente presencia rodeado de la nada (porque, no nos engañemos, eso son sus acompañantes, nada, y así terminan..) y el compañero de Kent un plasta que no duraría ni medio segundo en una película de Tarantino.
Y así transcurre el film, entre bobas conversaciones, momentos de acción bellamente diseñados pero sin sentido del ridículo alguno (porque si lo tuvieran, ni aparecerían en el guión) y tramos metidos con calzador al más puro estilo Loach.

Y ustedes se preguntarán... "¿entonces? ¿por qué se salva este desaguisado..?"
¿Es necesario contestar..? La respuesta es simple y contiene dos palabras: BRYAN SINGER.
Porque la secuencia del ascensor, la terraza y el posterior vuelo le dejan a uno anonadado. Gran capacidad del realizador para sintetizar esos momentos en un escaso periodo de tiempo, evitando que se tornen ñoños y empalagosos como en la mayoría de producciones de este tipo.
Porque la secuencia de la isla y el posterior baño está rodada con vigor, fuerza y grandes aptitudes como para suscitar una respuesta en el espectador que no esté ligada a la indiferencia y los bostezos.
Porque los planos que bañan la cinta son firmes y están logrados con mano de maestro, de un tipo que parece conocer a la perfección las entrañas de la cámara.
Y por un montón de motivos más.

No falla Brandon Routh, que está mucho mejor de lo que servidor pensaba, no tiene cara de pasmarote (véase Tobey Maguire), ni de palo (aka Ben Affleck en Daredevil) y cumple con suficiencia en un papel que no hará olvidar a Reeve, pero ni falta que le hace. Spacey, con un personaje desdibujadísimo, ni siquiera hace nada por levantarlo y Bosworth, además de no estar tan buena como sus homologas (Dunst o Holmes, aunque esta última sea una patética ¿"actriz"?), tiene una cara de muermo que no se la desearía ni al peor de los muertos vivientes de Romero.
Apto entretenimiento de un solo visionado.