Leí de buenas palabras que la serie Godless no era para nada un desperdicio. Que aquellos que gustan del western iban a quedar maravillados, además con un final que cierra por todos lados sin pedir segundas o terceras temporadas. En lo cierto estaba el hombre. Pero así como toda categoría de tipos de personajes de los western clásicos; hay una vuelta de tuerca que está acompañada de los nuevos caminos de las sociedades. ¿A qué me refiero? A que la miniserie no queda en arquetipos, sino que profundiza en los personajes, dónde por ejemplo la mujer tiene un rol preponderante, es luchadora, perdedora, también enamoradiza pero no es segunda del hombre. Tiene historia, historias que quieren ser contadas.

La trama de la película es simple e interesante. Frank Griffin persigue a quien su protegido. casi como un hijo, Roy Goode que se ha convertido en un enemigo para él. Roy escapa de Frank y se esconde en una casa del pueblo de La Belle, un pueblo compuesto mayoritariamente por mujeres que han quedado solas porque la mayoría de los hombres han muerto en una mina. Esto envuelve la historia en una llamativa historia coral. No sólo es Frank y Roy, sin las distintas historias que se tejen en la ciudad La Belle.

Algo que me llamó mucho la atención de la trama, es su subtrama. Que para mí rinde en las palabras. La palabra en la serie la tienen los que mantienen en el poder, los que pueden llegar a formarse en la educación. Godless es también la búsqueda del saber para ser. Ese “ser” alguien, lo posiciona en una posibilidad de un futuro mejor. De progresar más allá de la llegada del tren a una ciudad. Por eso Roy quiere aprender a leer, como también la prostituta del pueblo es la maestra de los niños. Eso marca que los roles genéricos del western también sufren ser otra cosa.

La fotografía de Steven Meizler es maravillosa. Hace uso del formato de cinemascope panorámico que detalla los paisajes montañosos que se muestra en la serie. La música acompaña sobresaliente el ritmo de la serie. He leído que para algunos la serie es un poco lenta, pero a mi parecer tiene el tiempo propio de la trama. Conocemos a los personajes mayoritariamente mediante flashbacks que cuenta el pasado que pone en jaque a los personajes. Un ritmo que ancla con el tiempo galopante de los caballos. Sí, los caballos. Los caballos no son únicamente transporte y paisaje, también son el medio entre lo salvaje y el cotidiano; son el entre de lo animal/hombre, como una relación que ata las historias de cada uno de los integrantes.

Y por último, destacar las actuaciones, sobre todo a Jeff Daniel interpretando al maleante Frank. Un desaforado predicador que arma una familia de ladrones sin almas, sin dios.