En Cuerpo y Alma es una película cargada de sentimientos retenidos y encontrados. Su protagonista es una joven psicopática, meticulosa al extremo, maniática hasta decir basta, que encuentra a su alma gemela por medio de un extraño sueño; y es que sueñan que son ciervos y lejos de copular, como harían los animales en época de celo, simplemente pasean por el bosque. Aquí se refleja un comportamiento que nada tiene que ver con los ciervos y mucho con los seres humanos. Y es que estamos ante una historia donde una vez más se humanizan a los animales, encontrándonos en una conexión digna de estudio por Iker Jiménez y todo su equipo de Milenio 3.

La historia, siendo rara, rara, rara… no deja de ser en cierto modo interesante. Aunque habría que obviar la romántica fantasía que nos propone Ildikó Enyedi, las interpretaciones de los dos protagonistas son bastante reales, no así el sueño que les une, que no hay quien se lo crea.

La película tiene un desarrollo lento, demasiado lento para mi gusto. El director ha querido darle un ambiente depresivo acorde con los sentimientos psicopáticos de la protagonista, pero ha acabado yéndosele de las manos. No obstante, la historia no deja de ser interesante, a pesar de que esté basada en una romántica fantasía delirante.