No se trata de un film de los más conocidos de Buñuel, pero es una obra bastante estimable. El director me ha sorprendido esta vez por su condescendencia por lo religioso. Igualmente, tampoco esperaba un desenlace tipo "final feliz", en el que el mal es expulsado de ese hogar cristiano, sus miembros se reconcilian y los animales sanan. Ahora bien, sí he percibido como algo recurrente en Buñuel la encarnación de lo diabólico en una bella mujer. Recrea eficazmente ese ambiente de fatalidad que reina en la hacienda de Don Guadalupe a partir de la entrada de Susana.
Al hilo de lo dicho anteriormente, me parece brillante cómo plasma la película las diferentes formas de reaccionar de los principales personajes masculinos, causadas por el deseo que sienten hacia Susana: el desasosiego del padre, la inocencia e idealización del hijo, y la agresividad y violencia del criado; en todos ellos se puede percibir en cualquier caso la turbación generada por la joven.