A punto de finalizar la Segunda Guerra Mundial, los aliados combaten para acabar con los últimos reductos de los alemanes en territorio francés. El teniente Loggins comenzará a cortejar a la guapa Monique en cada uno de sus permisos.
Siempre es difícil mezclar los géneros y, si además, el director (Delmer Daves) es un buen especialista en alguno de ellos, el resultado suele ser una película que cojea bastante. Daves dominaba la acción (bélica, western) y se le nota ritmo y mano firme en las escenas de guerra. Sin embargo, las secuencias de amor son demasiado ñoñas, convencionales y sin garra. También los diálogos de estas escenas resultan bastante patéticos, simplones y horrorosamente típicos. Y es una pena porque se parte de un argumento interesante.
La película también cojea en cuanto a la interpretación. Sinatra no da la talla y Curtis se lo come con patatas. Natalie Wood está más que correcta pero Leora Dana -con 35 años- resulta demasiado joven y guapa para ser su madre.