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España España · Zaragoza
Voto de el chulucu:
8
Drama. Cine negro Víctor es un apuesto muchacho, escéptico y amante de los placeres de la vida. No tiene oficio ni beneficio y vive de las mujeres sin darse cuenta de que su conducta desencadena dramas y decepciones, dolor y desesperanza. (FILMAFFINITY)
27 de noviembre de 2013
25 de 29 usuarios han encontrado esta crítica útil
Como en otras muchas ocasiones, buceando en las profundidades del cine patrio de los 50, rescato una película y un director de los que no se mencionan ni por asomo en los eminentes círculos cinematográficos de la actualidad, en los que sólo se cita la terna Buñuel, Bardem y Berlanga como referentes del cine de los 50-60, como si no hubiese ni más películas, ni más directores, ni más nada. Haberlos, afortunadamente, haylos y del mismo nivel e incluso superior que el de los enchufados de la triple B.
En esta ocasión redescubro a Julio Coll - pues ya había disfrutado como un enano con "Distrito Quinto"- y se repiten las mismas agradables y estimulantes sensaciones que recibí con la ya citada. Ahora, gracias a "Un vaso de whisky" me incorporo a la lista de fans (si es que la tiene, espero que sí) de Julio Coll, excelente artesano, capaz de realizar con escasos recursos películas tan buenas como esta. Y es que cuando se unen talento y esfuerzo, a pesar de ciertas deficiencias (más bien relacionada por la pobreza de los medios técnicos, creo yo) el resultado es tan óptimo que el debate que nos plantea la película se alargará por unos cuantos días más. ¿Es Víctor el causante de todo? ¿Es el único culpable? ¿Arrastra a los demás a la infelicidad como la primera ficha del dominó puesta en pie arrastra a las demás en su caída? He discrepado con mi esposa. Para ella sí. Para mí es el menos culpable de todos. Yo no he visto que engañe a nadie. Los demás se dejan engañar y, lo que es peor, se engañan a sí mismos. El lema de todos ellos es: " Como ya no me quiere la vida es una m...." Mi esposa alega que son personas débiles. ¡Ostras! les aseguro que comprendo las debilidades ajenas (yo soy el primer débil) pero hay que saber recuperarse de los golpes ¡corcho!
Como toda película que no solo es un éxito sino que además nos lleva a una profunda reflexión, hemos de dar las gracias a la credibilidad y a la pasión que nos transmiten los actores. Un diez para Arturo Fernández y para Rossana Podestá. Sin ellos el debate hubiera sido menor.
el chulucu
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