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Voto de Cinéfilo de mierda:
8
Thriller. Drama Joe (Joaquin Phoenix), ex marine y antiguo veterano de guerra, es un tipo solitario que dedica su tiempo a intentar salvar a mujeres que son explotadas sexualmente. No se permite ni amigos ni amantes y se gana la vida rescatando jóvenes de las garras de los tratantes de blancas. Un día recibe la llamada de un político porque su hija ha sido secuestrada. (FILMAFFINITY)
21 de abril de 2018
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
“En realidad, nunca estuviste aquí” es la nueva obra de la directora Lynne Ramsay, y protagonizada por Joaquin Phoenix. Di con ella por la casualidad más absoluta y sin esperar absolutamente nada, pero su visionado me ha resultado grato, refrescante y agradable. No os dejéis engañar –por mí-: no son términos que definan la obra ni las sensaciones que provoca, pero me gusta ver propuestas que sean capaces de aportar un punto de vista novedoso a una historia que puede recordarnos a otras tantas historias. Pero vayamos por partes.
Esta película narra la historia de Joe, un veterano de guerra con un trabajo muy peculiar. Sus similitudes con “Drive” –anterior película que vi, y cuya reseña podéis buscar por ahí- comienzan ahí: con una trama bastante simple que se sustenta, si hablamos solo de guion, en sus personajes. Aquí la cosa recae principalmente en el protagonista, que aunque no sería el alma de la fiesta, está construido con inteligencia e interpretado con maestría. Phoenix es el dueño y señor del relato; y son sus miedos, sus traumas y su estabilidad mental, el centro de la narración y del argumento. En ese sentido, hay que aplaudir que la dirección de Ramsay no se haya centrado en endiosar al protagonista, pues es un vicio en que resulta fácil caer en propuestas de este tipo.
Pero no es el único acierto de la directora, que demuestra sobradamente que sabe lo que hace y que domina a la perfección su terreno y su historia. Ella se encarga de utilizar todos los recursos posibles para retratar correctamente la compleja psique de Joe, y mola bastante ver cómo todos los elementos actúan en consonancia. El plano, el color, el sonido –este campo es especialmente ESPECTACULAR-, el tempo… Ramsay exprime sus posibilidades con sabiduría, y se reafirma como una verdadera artista del audiovisual. Si es cierto que, en este juego tan curioso que se monta, existen momentos en los que se le ve venir de lejos, en los que sus intenciones se vuelven demasiado explícitas; pero prefiero que ocurra eso a que narrativamente sea PLANA.
Por otro lado, quizá se le ha ido de la mano el ritmo. Salvo determinados momentos, “En realidad nunca estuviste aquí” es una película algo lenta, y eso la vuelve ligeramente pesada. Estas sensaciones tienen lugar principalmente durante su planteamiento, pues el tiempo transcurrido y la información mostrada no están bien gestionados: se suceden un buen número de escenas muy pausadas que –aunque lo parezcan- no son baladí, y si contamos con que el gran detonante del relato no llega hasta los 40 minutos, obtenemos una película que tarda en arrancar.
El resto de departamentos artísticos no desentonan, y construyen un universo muy visual y repleto de contrastes, brillantemente recreado y cohesionado. Es importante el trabajo en vestuario, que reinventa el estereotipo de justiciero urbano alejando de él toda clase de glamour, chulería o atractivo. A Phoenix, en esta obra, da pena verle –aunque creo que ocurre algo parecido en “María Magdalena”, y hace de Jesucristo…
En conjunto, y por ir concluyendo, “En realidad, nunca estuviste aquí” es un regalo que debemos apreciar. Cuenta con escenas y planos que se quedarán grabados en vuestra retina por su brillante ejecución, y aunque no persigue conmovernos ni revelarnos el PUTO significado de la existencia, sí que consigue que suspiremos aliviados por no conformarse con el camino más seguro para contar una historia.
Cinéfilo de mierda
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