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Voto de Cinéfilo de mierda:
6
Ciencia ficción. Aventuras. Fantástico Muchos años antes de conocer a Luke Skywalker y la Princesa Leia, en una galaxia donde impera el caos y existen numerosas bandas criminales, el joven Han Solo consigue huir del planeta Corellia, pero atrás queda su amada Qi'ra, y Han promete volver a por ella algún día. Tras apuntarse a la Academia Imperial para ser piloto, Han conoce a un wookie llamado Chewbacca y más tarde al famoso jugador Lando Calrissian, dueño del Halcón ... [+]
20 de julio de 2018
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Bien, vamos a ver. “Han Solo: A Star Wars Story”, es otro de los spin-offs ambientados en el universo Star Wars con el que Disney y compañía pretenden hacernos más sencilla la espera de la tercera parte de su nueva trilogía. Esta vez, han escogido centrarse en la historia del famosísimo Han Solo, el contrabandista que co-protagonizó la trilogía original, y uno de los personajes más queridos de la saga. El resultado no ha estado al gusto de todos -algo que se me antoja IMPOSIBLE en los tiempos que corremos-, pero es indudable que la obra es una más que digna superproducción, y que cumple sobradamente con su función principal: entretener al respetable.
Porque si hablamos con propiedad, es muy muy difícil que no te entretenga esta película. La historia sigue pasito a pasito la estructura del viaje del héroe, sus puntos de mayor intensidad están ubicados en el lugar que deben y su realización se encuentra dentro de los estándares de un producto veraniego. Es cierto que ha levantado ampollas, y que en esta ocasión se ha visto reflejado en la taquilla; pero creo que es más culpa de otros factores que de los supuestos problemas de la producción, de la calidad del proyecto final o de un enfado social con la franquicia. Hay mucha indignación con el tema, pero seamos honestos: la indignación se viene arrastrando desde antes de su estreno. Y desde antes del estreno de la octava parte. Más o menos, desde “Thor: Ragnarok” (¿?)
Los problemas en la producción crearon una mala imagen en los espectadores. La cosa llegó a límites peligrosos, como la salida de los directores (Chris Miller y Phil Lord, directores de “La LEGO película”), y la modificación de parte del reparto. Sin embargo, en palabras de su sucesor, Ron Howard, el 70% del resultado final es suyo; y creedme, eso es mucho porcentaje. Es cierto que la obra es un extraño pastiche de géneros –“asalto al tren” meets “película bélica” meets “James Bond” meets “Ocean’s 11” meets “Star Wars”-, peeeero esto es más reflejo de un guion que entremezcla multitud de influencias muy dispares que de un caos organizativo. Debo decir que la mezcla me resulta muy agradable, y aunque existe la sensación de estar viendo cortometrajes de ambientaciones diferentes, la extraordinaria sucesión de los acontecimientos de la historia ayuda a la unificación de las escenas.
Es cierto que la obra es demasiado oscura -Howard dice que se debe a la herencia recibida- durante muchas escenas del metraje, pero quitando eso, la calidad final es indiscutible. Me gusta mucho como se han grabado y coreografiado muchas de las escenas de acción, que cuentan con una potencia visual que me ha llegado a recordar a películas como “The Raid” o “Wonder Woman”. Dónde más he notado fallos es en algunas decisiones argumentales -otra muerte de una mujer que su pareja supera en milésimas de segundo-, y en el ritmo del conjunto, que sigue al milímetro los ritmos que se esperan de un blockbuster: el punto cómico en la persecución para aligerar, el momento de relax tras el primer giro, el pico de intensidad dramática antes del desenlace… Se nota demasiado prefabricado, y eso afecta a que la potencia de estos momentos se vea reducida y, el conjunto, excesivamente “industrial”. Por otro lado entiendo la decisión, porque cuando rompen los ritmos, medio fandom se les echa encima…
Por último, toca hablar de la imagen de agotamiento y de enfado que se ha creado socialmente. En pleno siglo XXI, en el que todo el mundo tiene una opinión y PUEDE COMUNICARLA, nos creemos dueños y señores de los productos que consumimos -hay un grupo de tíos que quieren volver a rodar la octava-, y tendemos a empoderarnos y a creer que nuestro enfado es compartido. Este enfado viene de lejos, del remake del cuarto capítulo, de una imagen de “infantilización” de las nuevas sagas de Disney (como si las grandes producciones de entretenimiento nunca hubieran tenido sus toques de comedia) y de una octava entrega que DESTROZABA los tópicos de la franquicia. Pero su fracaso no viene del enfado -ya me diréis qué tal la novena…-, sino de un conjunto de malas decisiones relacionadas con su estreno. El marketing fuerte de esta obra llegó MUY tarde, incomparable con el resto de las pelis; la última la disfrutamos hace poco menos de medio año y, como motivo principal, ya gozamos de un taquillazo gordo que comparte público objetivo: “Infinity War”. Es difícil conseguir que el público se vuelque a saco con dos proyectos tan cercanos.
Por todo ello, vamo a calmarno. “Han Solo: blablabla…” es una obra aceptable, entretenida; un viaje que funciona y que, pese a su extenso metraje, no decae en -demasiadas- ocasiones. Esto es “Star Wars”, la historia de uno de los personajes principales está bien contada y, para colmo, no se sustenta -demasiado- en el homenaje pueril. VAMOS A VER, no es un clásico instantáneo ni un antes y un después en la historia del cine… y NO hace falta que lo sea.
Cinéfilo de mierda
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