Nos encontramos ante una película dulce, emotiva que califican cómo drama pero yo no diría tanto, si que sueltas alguna lagrimilla, pero no es de esas que te dejan sin aliento.
Trata un tema controvertido como es el de los niños superdotados, que es lo mejor para ellos, explotar su capacidad al máximo para convertirse en grandes genios o dejarlos que tengan una infancia lo más "normal" posible dentro de su peculiaridad. Pues ahí está la lucha de su tío contra la abuela materna, él intentando proteger su infancia y la abuela intentando resarcir sus propias frustraciones en la pequeña niña de 7 años.
El tandem que forman Chris Evans en un cambio de registro que se agradece y Mckenna Grace es fantástico, la niña es realmente adorable, te conquista desde el segundo uno que aparece en la pantalla, ellos dos nos regalan los momentos más entrañables de la película, juntos forman una peculiar pareja que te roba el corazón. La abuela, Lindsay Duncan, también está muy creíble y acertada en su papel. Y por supuesto no podría dejar de mencionar a Octavia Spencer, que cada vez que aparece en la pantalla lo llena todo, esa mujer desprende talento.
No es una película con grandes pretensiones, ni en la que pasen cosas espectaculares, es una película sencilla, sobre la vida y sentimientos, personas reales que se enfrentan a una disyuntiva en la forma de educar, ninguno está en poder de la verdad y cada uno de los personajes nos hará reflexionar, ¿es necesario que esos niños pierdan su niñez?, y eso es lo que el director quiere que te plantees y que una vez salgas de la sala del cine sigas comentando, ¿qué hariamos nosotros? yo lo tengo claro, a veces menos es más sin ninguna duda.
No es una película que se base en el juicio por la custodia, eso es solo una parte más de la trama, lo verdaderamente importante es la historia que rodea a la niña. Sin duda recomiendo su visionado por el planteamiento, y porque no deja indiferente ante una realidad que viven los niños superdotados.