No había para tanto (malo), o sí.
Como western es convencional, como delirio psicótico..., también. Ahora bien, las dos cosas juntas complican un tanto el asunto.
A ver si me aclaro.
Esto es un tipo agónico, la frontera entre la vida y la muerte, que recuerda su pasado; su juventud rebelde, su fascinación putañera, la aparición del maloso, la muerte traumática de la chica, la amistad india, los viajes estupefacientes, sheriff, oro, duelo final y...
La versión simbólica, en cambio, sería más bien algo como así tal vez: Hombre en un estado alterado de conciencia debido a la ingestión del alma de las plantas que contiene todos los secretos más arcanos de la vida intenta conocerse a sí mismo, o lo que es igual, su lado oscuro, dar rienda suelta a sus demonios más revoltosos, purificarse, descubrir la verdad oculta, reprimida por las mentiras de la realidad, tan plana y convencional, lo habitual; para además, de paso, utilizando el lenguaje de los muertos, trascendiendo, desdoblándose, liberando su espíritu, conocer de una vez por todas su culpa originaria, su error cruel, y así poder enfrentarse a todos sus temores horribles e hipocresías definitivas y desvelar también el tupido velo que esconde todo lo que no somos capaces de ver con nuestros ojos tan maleducados; para, una vez recorrido ese camino tortuoso (el que lleva a la montaña sagrada y te confronta con el mal y el recuerdo más doloso) e iniciático, el del bien y la verdad, poder acceder por fin al nuevo mundo, al del espíritu, renacer; ser como un águila, liberado, por fin, de la carcasa física. Poco más o menos.
Una opinión clínica lo vería más bien como un enorme psicoanálisis o de cómo ir al pasado nefando para poder vivir un presente consciente, sin ataduras ni deudas ofensivas.
Visualmente está bien. Como tosca representación de un viaje deslumbrado a la esencia tiene cierto interés. La parte alucinógena está lograda, da gusto. Pero el resto, casi todo lo demás, aburre a los muertos, a estos y a los otros, a todos; supone una narración soporífera, estirada e inane, sin nada a lo que agarrarse; ni diálogos, ni personajes, ni escenas, nada, un transcurrir zombi, acabado.