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Rusia Rusia · Stalingrado
Voto de Ferdydurke:
5
Thriller. Intriga Raymond Ávila (Andy García) es un honrado policía de Los Ángeles que trabaja en Asuntos Internos, departamento que se encarga de vigilar y controlar a la propia policía. Su primer caso le lleva a investigar las actividades delictivas del agente Dennis Peck (Richard Gere), que ha creado una red de tráfico de influencias que afecta a algunos policías que cobran sobornos del narcotráfico. (FILMAFFINITY)
17 de febrero de 2015
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
En apariencia es otra más de corrupción policial. Otra de estrellas, con los guapísimos Gere y García como jefes y rivales. Violencia y sexo. Intriga y mucha negrura.
Pero, hay que reconocer, que tiene algo más, que por lo menos lo intenta. De entrada, hay un gran personaje, original y excesivo, más grande que la vida; el supermacho alfa, el gran semental, el padre definitivo, el rey de la policía y del mucho mambo, el amo de los bajos fondos, el proxeneta, el asesino, el marido, el amante y el hombre, el puro mal arremolinado. Con un harén que le sigue ciegamente, sexualmente, con muchos hijos que sacar adelante, un montón de compañeros agradecidos y mantenidos bajo su mirada patriarcal y un pequeño imperio económico, mobiliario y criminal que le respalda y que ha creado con sus argucias, carisma, perversión y maquiavelismo. El hombre en la sombra que maneja los hilos, que trasciende los (miserables) medios para llegar a grandes fines, que utiliza su profesión para darse gusto y "mejorar" la vida de su gente, un mafioso sin escrúpulos y un hombre de grandes valores familiares, un remedo modesto, policial, de los grandes padrinos italianos. Un psicópata humano, complejo y desmadrado, que se pasa la película follando y causando dolor, procreando, haciendo proselitismo, como una especie símbolo cutre de la acción sin moral, de la guerra y la política, de la supervivencia y la crueldad, de la ley de la vida y de la calle, de la fuerza ciega e implacable de las cosas.
Y enfrente de él está el bien; García como niño bonito, insulso, limitado y estirado; buen chico, pero mediocre y aburrido. Personaje bastante pobre que carga con uno de los tópicos más recurrentes, increíblemente repetido, de la ficción policial, el de la eterna, e insoportable, discusión con la pareja de turno (en este caso la estupenda Nancy Travis) sobre las muchas ausencias de él y la terrible soledad de ella (¿y si por una vez fuera al revés, por probar algo nuevo que la costumbre mata y hay que regar la planta, que la parienta se alegrara enormemente de las salidas de su hombre, aunque disimulara algo para guardar las formas y así él no se ofendiera, que ella provechara para irse de picos pardos o, por qué no, sacarse el doctorado en física que había dejado tanto tiempo olvidado, a la eterna espera, o que simplemente pasara el rato criando a sus queridos niños y después, en los numerosos interludios matutinos y también vespertinos, se fuera de café con las amigotas a la cafetería más cercana a comentar la jugada, todo lo acontecido durante el discurrir del día, como antiguamente se decía o estilaba, nada menos?).
Otra de las virtudes de esta historia, en el fondo tristemente convencional, es Laurie Metcalf, por la actriz y por el personaje; sobria e inteligente policía lesbiana que hace crecer la película cada vez que aparece y que, una pena, es sacrificada en el guion por la inevitable entrega a las boberías del García.
Y, finalmente, se agradece el tono canalla, gamberro, esquinado, que aporta Dennis. La trama es anodina, sin interés; la gracia está en las muchas marrullerías y bajezas de él, en sus morbosidades sexuales, en sus muchos polvos y felonías, en su ironía y caradura, en su aire de capo de medio pelo, en sus manejos y corrupciones.
También se quiere jugar con la idea, interesante, del posible acercamiento o identificación del bien con el mal, de Gere con García, de cómo, en el fondo, no son tan diferentes, incluso parecidos. Lo malo es que esa sugerente posibilidad queda aparcada claramente en aras de lo más trillado y manso, de una corrección comercial sobada y aguada en la que todo queda muy claro, debe estarlo para que nadie se confunda o enfade, quien es el bueno y quien el malo.
Por todo lo dicho, se puede resumir en que parece más de lo mismo, que hay características que son un poco diferentes, y mejores, y que termina rindiéndose a lo mil veces visto, al tópico y la tontería, a la mamarrachada violenta y sin sentido.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Ferdydurke
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