Media votos
4,2
Votos
2.750
Críticas
2.750
Listas
0
Recomendaciones
- Sus votaciones a categorías
- Contacto
-
Compartir su perfil
Voto de Ferdydurke:
3
6,3
8.301
Ciencia ficción
La vida transcurre plácidamente en una megalópolis del siglo XXIII. Sus habitantes dedican la mayor parte del tiempo a gozar de los placeres de la vida y frecuentan tiendas en las que pueden cambiar de personalidad y aspecto físico, gracias a la cirugía plástica instantánea. Sin embargo, al cumplir los 30 años, deben morir. Logan, un policía encargado de cazar a los que huyen de la muerte, decide también rebelarse y huir hacia el ... [+]
25 de diciembre de 2022
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
La huida a la biblioteca, a leer como condena, qué habéis hecho, yo os maldigo, perros.
Cuenta de manera totalmente inverosímil e increíblemente naíf asuntos terribles o que podrían tener su mucho aquel (canibalismo, totalitarismo, infantilismo, borreguismo, horrorismo... ) y las aventuras que protagonizan estos dos parecen propias de niños de seis años, algo que no tiene ningún sentido porque vamos a ver, ¿cómo es posible que un mundo tan siniestro y controlado tenga unas medidas de seguridad de guardería, que se pueda echar abajo ese universo cerrado ominoso o gigantesco chabolo con tres o cuatro tontadas de una pareja de importantes lechuguinos?
Es como si se cargaran los USA, en miniatura, o la Unión Soviética si más os gusta o la nostalgia os tira, qué sé yo, Justin Bieber y Greta la climatóloga por quítame allá esas pajas, pues algo parecido aquí nos proponen o cuentan además con ese estilo como de bola de discoteca de los setenta, grima, tremendamente hortera, psicodelia lisergia, licuado, ultravioleta aceitoso, acolchado alcoholizado blando, almohadonado, psicotrónico, psicótico, glamourama, el futuro o la ciencia ficción convertidos en un musical de Disney medio jipi, hair, arráncame el pelo, una obra loca mariposona, algo similar a lo que ocurría (aunque aquella todavía más delirante) en El planeta de los simios II, glamrock, David Bowie, o también recuerda al viaje en el tiempo con Rod Taylor y aquel futuro somnoliento narcotizado sordamente terrorífico, en resumen, se cae a pedazos de celofán o algodón de azúcar, de mantequilla vaselina, como si allí nada tuviera consistencia, como si más que un fábula filosófica o una historia existencialista o un simple pasatiempo divertido fuera una obra pop corn decadente disolvente aguachinada sin fuste, un manchurrón delicuescente, una agonía orgía de mimosines, un desastre de la bruja avería.
Warhol sodomizado por Espinete, Don Pimpón de excursión en Corea del Norte, David el Gnomo en Bergen-Belsen, como cruzar la tortura china, la mejor de todas, con la Superpop, el Pronto con las brigadas rojas, entre Almodovar y el carnicero de Milwaukee, una cachonda tierna oligofrenia, veneciafrenia.
Cuenta de manera totalmente inverosímil e increíblemente naíf asuntos terribles o que podrían tener su mucho aquel (canibalismo, totalitarismo, infantilismo, borreguismo, horrorismo... ) y las aventuras que protagonizan estos dos parecen propias de niños de seis años, algo que no tiene ningún sentido porque vamos a ver, ¿cómo es posible que un mundo tan siniestro y controlado tenga unas medidas de seguridad de guardería, que se pueda echar abajo ese universo cerrado ominoso o gigantesco chabolo con tres o cuatro tontadas de una pareja de importantes lechuguinos?
Es como si se cargaran los USA, en miniatura, o la Unión Soviética si más os gusta o la nostalgia os tira, qué sé yo, Justin Bieber y Greta la climatóloga por quítame allá esas pajas, pues algo parecido aquí nos proponen o cuentan además con ese estilo como de bola de discoteca de los setenta, grima, tremendamente hortera, psicodelia lisergia, licuado, ultravioleta aceitoso, acolchado alcoholizado blando, almohadonado, psicotrónico, psicótico, glamourama, el futuro o la ciencia ficción convertidos en un musical de Disney medio jipi, hair, arráncame el pelo, una obra loca mariposona, algo similar a lo que ocurría (aunque aquella todavía más delirante) en El planeta de los simios II, glamrock, David Bowie, o también recuerda al viaje en el tiempo con Rod Taylor y aquel futuro somnoliento narcotizado sordamente terrorífico, en resumen, se cae a pedazos de celofán o algodón de azúcar, de mantequilla vaselina, como si allí nada tuviera consistencia, como si más que un fábula filosófica o una historia existencialista o un simple pasatiempo divertido fuera una obra pop corn decadente disolvente aguachinada sin fuste, un manchurrón delicuescente, una agonía orgía de mimosines, un desastre de la bruja avería.
Warhol sodomizado por Espinete, Don Pimpón de excursión en Corea del Norte, David el Gnomo en Bergen-Belsen, como cruzar la tortura china, la mejor de todas, con la Superpop, el Pronto con las brigadas rojas, entre Almodovar y el carnicero de Milwaukee, una cachonda tierna oligofrenia, veneciafrenia.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
Alicia en el país de las maravillas se vuelve heroinómana, el Mago de Oz es su dealer. Soylent Green para adolescentes con acné.
Una pesadilla de nenúfares hasta arriba de LSD. Tartarín de Tarascón copulando con un pelícano en 2001 de Kubrick y teniendo un hijo bastardo esquizofrénico la mar de chulo de nombre Jason y de apellido Torrente. El Woody Allen más futurista gamberro, el dormilón nada menos. Matrix por Benny Hill. Megavixens y 1984. Tinder a la última que lo rompe. El milenarismo va a llegar.
Ese robot amante del plancton te lo regalan en una tómbola de la época y no lo coges por nada del mundo, no lo quiere ni el tato, la Chochona se ríe en su cara, la pasa la mano por la cara, se le mea encima.
Una pesadilla de nenúfares hasta arriba de LSD. Tartarín de Tarascón copulando con un pelícano en 2001 de Kubrick y teniendo un hijo bastardo esquizofrénico la mar de chulo de nombre Jason y de apellido Torrente. El Woody Allen más futurista gamberro, el dormilón nada menos. Matrix por Benny Hill. Megavixens y 1984. Tinder a la última que lo rompe. El milenarismo va a llegar.
Ese robot amante del plancton te lo regalan en una tómbola de la época y no lo coges por nada del mundo, no lo quiere ni el tato, la Chochona se ríe en su cara, la pasa la mano por la cara, se le mea encima.